Se presentaba como la gran batalla de la jornada. El duelo entre el séptimo y el noveno cabeza de serie, igualdad por bandera y duelo de estilos. Pero acabó siendo un monólogo tenístico por parte de un Nishikori lejos de los focos mediáticos del tenis mundial, y que avanza en el torneo sin hacer ruido.

Despojado de su condición de favorito tras un 2015 bastante modesto, el nipón no ha vuelto a jugar como lo hiciera en el tramo final de 2014, pero todos saben de lo que es capaz. Parte sin excesiva presión en Melbourne, y con esta victoria ha igualado el resultado cosechado el pasado año. Todo que ganar y nada que perder a partir de ahora.

Sensaciones muy positivas del nipón

Finalizar un encuentro con más golpes ganadores que errores no forzados, y hacerlo ante un jugador que continuamente busca dominar como es Tsonga, es claro síntoma del nivel de tenis que ha tenido Nishikori en este duelo. No se conformó con recluirse a fondo de pista y variar alturas y velocidades, sino que quiso coger las riendas del encuentro.

Y lo consiguió. Solo en el primer set logró Tsonga inquietar el servicio del nipón. Le hizo break en la única bola de break de la que dispuso, pero Nishikori le dio la vuelta al marcador haciendo gala de un tenis sólido y sin fisuras, amplificando al máximo la ventaja que le confería cada mínimo error del francés.

Tsonga no tuvo opciones en ningún momento del partido

El segundo set fue de un dominio aplastante del japonés. Hizo el mejor tenis desde hace meses, conectando doce golpes ganadores por tan solo cuatro errores no forzados. Tsonga no encontraba su derecha y no veía agujeros en el tenis del nipón. Tras un contundente 6-2, Tsonga siguió intentándolo en el tercer set pero todo siguió igual. 

Partido excelso de un Nishikori que se presenta en cuartos de final tras ganar cuatro partidos de manera cómoda, y jugando a un nivel muy alto. Buscará superar los cuartos de final por primera vez en su carrera en Australia.