La experiencia de Andy pudo con la ilusión de Milos. El escocés se ha impuesto por 4-6, 7-5, 6-7(4), 6-4 y 6-2 tras cuatro horas y cinco minutos de un espectacular duelo, con gran nivel por parte de ambos, sobre todo por parte de Raonic, al que se le vio un descaro que hace pensar que será uno de los pocos que pueda pelear con los mejores del mundo esta temporada. Únicamenteque le faltó tener más acierto en la cuarta manga y no haber tenido mala suerte con su mermado físico, que le impedió competir al cien por cien en la última manga. La final estaba ya inalcanzable, pero su actitud siguió siendo magnífica, intentó alargar su sueño de alcanzar su primera final de Grand Slam.

A pesar de sufrir esta dolorosa derrota, el canadiense saca más cosas positivas que negativas de esta semana: "Estoy en un estado mucho mejor que hace 18 meses, cuando alcancé mi primera semifinal de Grand Slam. He estado haciendo las cosas bien, luchando duro y teniendo siempre mis oportunidades. Me llevo muchas cosas positivas antes que negativas de esta semana".

Milos venía en una forma inmejorable. Venía de ganar la final de Brisbane a, nada más y nada menos que, Roger Federer. Además, en Australia ha ganado a gente como al vencedor de 2014, Wawrinka. Sin embargo, el abductor de su pierna derecha se lo puso más difícil aún en las semifinales.  "Tuve dificultades con el aductor de mi pierna derecha a partir de la mitad del tercer set. Fue una lamentable noticia, posiblemente el peor momento que he tenido dentro de la pista. Es cierto que ya me pasó algo similar en Brisbane, pero no se ha convertido en un problema hasta Melbourne. Aun así, tenía claro que iba a intentarlo con lo que fuese, independientemente de la situación de mi lesión", afirmó el jugador de Podgorica.

Se trataba de la segunda semifinal de un Grand Slam del nuevo pupilo de Carlos Moyá. Esta vez ha tenido la final muy cerquita, iba ganando dos sets a uno a Andy. 'Charly' ha logrado que el tenis de Milos esté cada más equilibrado. Esos cañonazos con el saque se complementan con una nueva calma desde su juego de fondo, donde está manejando mejor los largos peloteos. Puede que de mucho que hablar este 'tándem' en 2016. 

Foto: Zimbio
Foto: Zimbio

Andy Murray se ha pegado una paliza física para poder jugar otra final del Open de Australia. Es su quinta final del Abierto australiano y novena en Grand Slam. Ha ganado dos, Wimbledon y US Open. La estadística más clamorosa es la de errores no forzados: Raonic 78 y Murray 28. El triunfo permite a Murray mantener el segundo puesto en la lista de la ATP, que hubiera cedido a Federer en caso de no haber accedido a la final y defender así sus 1.200 puntos de 2015. Parece que el ganador de este partido está claro para todos tras las habituales exhibiciones del serbio, pero Australia le debe una a Andy Murray. A ver si su hijo no se impacienta por ver a su papá y nos deja ver otro partido de esos que hacen afición.