La generación del 98 promete emociones fuertes, sino que se lo digan a los que han podido presenciar encuentros del torneo junior durante este torneo. Un aliciente importante para los Grand Slam, que permite a estos jóvenes darse visibilidad y convivir durante una semana con sus estrellas, y a los aficionados descubrir diamantes en bruto.

Uno de esos diamantes es australiano y se llama Oliver Anderson. Para recocijo de un público experto y apasionado por este deporte, no son pocos los tenistas que están surgiendo. Se está trabajando mucho desde la federación y los frutos comienzan a recogerse. Kyrgios y Kokkinakis son representantes de una generación exitosa, a la que suceden otros más jóvenes como Anderson o Minaur, derrotado en semifinales por Karimov.

Estilo de juego y actitud similares a los de Hewitt

El joven Oliver recuerda mucho en apariencia y estilo de juego a Lleyton Hewitt. Un contraatacante nato, con la polivalencia por bandera y haciendo gala de un coraje infinito en cada golpe. Con sus 175 centímetros de altura, Anderson quiere labrarse un futuro en un mundo en el que siempre habrá lugar para jugadores de su estilo, por mucho que se promulgue que el tenis está caminando hacia la búsqueda incesante de golpes ganadores.

La final en una Rod Laver Arena entregada animando a Oliver, fue realmente caótica. Ambos salieron muy nerviosos y desgastados físicamente tras un intenso torneo, pero Anderson fue espoleado por un público que le llevó en volandas. Se mostró imperial al servicio, y rompió en dos ocasiones el break de un Karimov bastante parado de piernas.

El partido experimentó un vuelco absoluto en la segunda manga. Anderson pareció relajarse al verse tan superior en el primer set, y permitió que Karimov entrara en el partido. Situado en el 496 del ránking ATP, el uzbeko parece un digno heredero de Denis Istomin. Aprovechó dos de las ocho pelotas de break de las que dispuso, y no dio ni una sola oportunidad a un cariacontecido Anderson.

Karimov se relajó mucho a inicios del set definitivo

El inicio del tercer set fue clave. De nuevo volvió a notar la bisoñez de estas jugadoras. Y es que Karimov se paró de piernas y permitió que Anderson se creciera. Con el público llevándole en volandas, el jugador local pronto tomó ventaja, y no haría sino aumentarla aprovechando la lentitud de Karimov.

Título para Oliver Anderson, que ya se dejó ver en el torneo de Brisbane, donde pasó la previa ganando a Novikov y Smyczek, en lo que fue un aviso sobre su gran estado de forma. Habrá que estar muy atentos a los progresos de un jugador que ilusiona, y al que Lleyton Hewitt podría dar sabios consejos.