Imperial, vibrante, sublime. Son solo algunos de los objetivos con que puede calificarse tanto a Paul-Henri Mathieu como al duelo que disputó en cuartos de final frente a John Millman. Dos tenistas que se encuentran en un gran momento de forma, cuando ya se les daba por perdidos, y que hicieron vibrar al entregado público que pobló las gradas de la pista central del evento galo.

El galo no se adjudica un torneo desde 2007

Lo que está haciendo Paul-Henri Mathieu a sus 34 años tiene un mérito enorme. Tras estar dos años fuera de los grandes torneos por diversas lesiones, el de Estrasburgo ha regresado con gran ímpetu, y está viviendo una segunda juventud. Quiere materializar esas buenas sensaciones en un título, y ya está a tan solo dos partidos de hacerlo en Montpellier.

Millman fue un digno rival

Tras experimentar una notable eclosión durante 2015, el jugador australiano de 26 años parece totalmente consolidado en el top-100. Méritos está haciendo para ello y más, haciendo gala de un tenis sublime allá donde va. En Montpellier no se dejó amedrentar por los ánimos de la grada al local, y cuajó un partido espectacular, aunque se va sin recompensa.

La primera manga fue de una igualdad absoluta. Dominio total de los sacadores, ya que ninguno de los dos jugadores gozó de una sola pelota de break. Las condiciones indoor del torneo hacen difícil la labor del resto, por lo que todo se definió en el tiebreak. Allí, Mathieu sacó a relucir su experiencia y estuvo magnífico en los puntos clave que decantaron la balanza.

En el segundo set ya hubo más alternativas. El cansancio y tensión acumulados tras un primer parcial realmente vibrante, hizo que ambos experimentaran un descenso en su porcentaje de primeros saques, que permitió un intercambio de breaks. Con todo de nuevo equilibrado y cuando parecía imposible evitar un nuevo tiebreak. Millman dio un golpe sobre la mesa y se llevó el set.

Reacción encorajinada de Mathieu tras perder el segundo set

El tercer parcial fue una exhibición de garra y pundonor por parte de un herido Mathieu. El francés mostró una tremenda actitud y fue llevado en volandas por su público, para salvar cinco bolas de break provocadas por un Millman muy atinado. No pudo definir el australiano, y vio cómo un ligero despiste en su servicio, le condenaba a caer derrotado.

El galo se enfrentará a Alexander Zverev en las semifinales, en lo que promete ser un duelo de estilos. Dos jugadores que bien podrían ser padre e hijo, y que se batirán por un puesto en una ansiada final. El espectáculo está asegurado.