La exigencia del circuito es máxima y no resulta nada sencillo encadenar dos semanas consecutivas haciendo un buen tenis. El cansancio físico y mental asola las piernas y la cabeza de jugadores de clase media, que se afanan en ganar puntos y confianza en eventos ATP, y que han de rendirse a la cruda realidad: para jugar bien durante varias semanas hay que ser de los mejores del mundo.

Si a esto se le añade el hecho de que en apenas unos días se abandona una ciudad en la que se ha jugado a más de 2000 metros de altitud, por otra al nivel del mar, es realmente complejo hacerlo bien. Es lo que le ocurrió a Albert Ramos, que no tuvo tiempo de aclimatarse a las condiciones porteñas, tras firmar unas meritorias semifinales en Quito.

Cuevas dio un zarpazo al evitar el tiebreak

La solidez del jugador uruguayo está de sobra demostrada, y su nivel crece sobremanera en pistas de tierra batida. Muy cerca de su ciudad y con gran cantidad de público alentándole, el uruguayo cuajó un partido realmente bueno. Conteniendo el ímpetu inicial del español, Cuevas no mostró resquicios en su juego, y no tuvo remilgos en recluirse a fondo de pista devolviendo siempre una bola más.

Albert estaba gestionando bien la situación, pero en el momento cumbre, las piernas le flaquearon y se precipitó en la búsqueda de golpe ganador. Sacaba para forzar el tiebreak pero dilapidó sus opciones él mismo con cuatro errores no forzados. Con un set en contra, el de Mataró hizo un break de salida que no resultó ser más que uno de los últimos estertores.

Cuevas no se inmutó y siguió aplicando una paciencia infinita en la construcción de sus puntos. Finalizó el partido avasallando al español, que encuentra un merecido descanso. Habrá de descansar y entrenar duro para afrontar con mayores garantías las próximas citas, ya en territorio brasileño.