Está en franca progresión. A sus 25 años y tras dejar muestras de su gran potencial durante la pasada temporada, el jugador lituano afronta este nuevo año con la clara meta de asentarse entre los 100 mejores e ir quemando etapas de progresión en su tenis. Es un jugador realmente completo y polivalente, capaz de jugar bien en todas superficies, y que si logra mejorar su físico y la potencia de sus golpes, será un tenista a tener en cuenta.

Tras imponerse a Dudi Sela y Damir Dhumzur, el lituano tuvo la sangre fría de afrontar un encuentro realmente complejo, ante un jugador superior en ránking a el, y que para más inri, contaba con el incondicional apoyo del público. Esta victoria pone de manifiesto su madurez, y le sitúa en una posición idóneo para alcanzar su segunda final de un torneo ATP.

Solo hubo historia en el primer set

Ambos jugadores salieron muy intensos a la pista, sabiendo de la relevancia del partido. Dominadores al servicio, ambos se permitieron la licencia de perder en una ocasión el saque, concretamente en los compases iniciales, pero pronto se concentrarían y no hubo muchas opciones. Young tuvo alguna escaramuza, pero no se mostró lo suficientemente sólido como para aprovecharla y evitar el tiebreak.

Young no supo asumir el papel de favorito en el partido

En la muerte súbita no hubo color. Young sintió la presión que supone ser favorito y jugar ante tu público, y Berankis soltó el brazo. Cuajó varios puntos de gran calidad el lituano, que se adjudicó el set provocando la bajada de moral del estadounidense. Tanto fue así, que el Donald no volvió a poner en aprietos al lituano. Ni una sola pelota de break tuvo durante un segundo set sin historia, gracias al cual Berankis llega a semifinales repleto de confianza.

Tras su final en el torneo de Los Ángeles en 2012, el lituano está ante una oportunidad manifiesta para hacer algo grande. Los puntos cosechados en Memphis permitirán su regreso al top-100, pero nada como hacerlo habiendo llegado a una final. Fritz o Becker intentarán impedirlo.