No lo es todavía, pero el temple que mostró durante todo el torneo, vaticina su pronto arriba al podio. Es Dominic Thiem, austriaco de tan solo 22 años, quien se encargó de cortar la racha española en Buenos Aires derrotando en la final justamente a un representante de esa  tierra, Nicolás Almagro, por 7-6 3-6 7-6.

El público bonarense disfrutó de un encuentro digno del cierre del mejor ATP 250 que se ha celebrado en la capital Argentina. Con los top ten fuera de competencia sorpresivamente, fue el relevo generacional en potencia el encargado de llenar la tarde de domingo de buen tenis, tarea para la cual Nico Almagro fue un socio excelente.

Todo comenzó muy parejo. En movilidad, en derechas potentes, en carácter. Pero fue el duelo de revés a una mano, aquel tiro vintage alucinante que se niega morir y que en los protagonistas fluye como río, el encargado de las delicias del espectador. Durante el primer set, y todo el partido, hubo de todos los sabores: cruzados, paralelos, con slice, voleas, etc.

La igualdad en la cancha llevaría al primet set a la muerte súbita. Ahí fue Thiem quien golpeó primero, y no soltó la batuta con tiros ganadores  con un pulso para bisturí. Fiel a su estilo de ataque a todas, dominó a Almagro en el desempate  y se llevó el primer parcial con un 7-2.

La segunda mitad era al todo o nada para el español.  Comenzó a soltar con mayor decisión la derecha y empezó a crear dudas en la cabeza de Thiem. El gigante Almagro que dejó en el camino a Tsonga y Ferrer llegaba a la Guillermo Vilas, y el austriaco  perdió la brújula. Dos quiebres permitieron alargar la contienda a un definitivo tercer set, donde el cansancio y calor extremos serían los protagonistas.

Visiblemente extenuados los dos, los puntos largos desaparecieron pero no así el tenis de alto nivel. Almagro pegó primero y quebró de entrada, pero Thiem respondió inmediatamente. Luego del contrabreak, cada uno tuvo que salvar puntos de quiebre en sus servicios al saque, pero mantuvieron la paridad enviando la definición a un nuevo tie break.

Nuevamente Almagro comenzó con ventaja. Un miniquiebre arriba y el aliento del público que lo vio campeón en el 2011. Pero Thiem no sabe lo que es rendirse, Afinó la puntería y disparó el cañón, metiendo  puntos ganadores en el momento más tenso del cotejo. Cosa de genios. Recuperó pronto y se fue con  ventaja al cambio de lado, y eso fue todo. A la primera bola de campeonato, cobró.

Es el cuarto título de Thiem, todos en arcilla, de sus 22 cortos años sobre la Tierra. Argentina volvió a ver un ganador no español desde la coronación de Nalbandián en el 2008 y se quedó además con la retina llena de tenis de este corajudo muchacho europeo, que en el torneo catalogado de los "Top Ten", tocó definitivamente la puerta al Olimpo. Es cuestión de tiempo y más títulos seguro.