El objetivo se sigue resistiendo. Un jugador como Feliciano necesita de constantes y novedosos alicientes para mantener la tensión competitiva; uno de ellos es ganar un título en todas las superficies sobre las que se juega en el circuito ATP. Al toledano solo le queda la tierra batida, y después de perder el pasado año la final de Quito, en Houston se le presentaba una oportunidad manifiesta. Mucho más de comprobar el gran juego del que hizo gala en los primeros compromisos, y que ha brillado por su ausencia en las semifinales.

Feliciano se sintió en la obligación de ganar, y eso fue su perdición. Volvieron sus aires arrogantes, la prepotencia incontenida cada vez que el rival le superaba, y los soliloquios intimistas constantes cada vez que perdía un punto. Incluso ganándolo, Feliciano parecía reprocharse a sí mismo la desfachatez de no estar arrollando a su rival. Con esa actitud es imposible ganar un partido, y mucho más a un rival como Juan Mónaco.

Feliciano no impuso su ritmo

Errático, dubitativo, sin poder guiar el partido hacia sus intereses. Feli no supo si subir a la red o no, si jugar revés cortado o plano, si atacar o permanecer a la expectativa. Mónaco salió muy intenso y tapó todos los agujeros por los que podía colarse el tenis del español. La inconsistencia al servicio de ambos marcó el devenir del encuentro; Mónaco logró un break de salida que Feli equilibró poco después. Sin embargo, el argentino aprovechó la mala actitud del español para dar el zarpazo definitivo al primer parcial....y a la postre al partido.

Juan Mónaco en 2015. Foto: zimbio
Juan Mónaco en 2015. Foto: zimbio

Feliciano ni siquiera pudo estructurar su juego en torno a buenos porcentajes de primer saqueFue el punto y final para las aspiraciones del español. López se ofuscó aún más y fue incapaz de tomar la delantera. Hizo un break pero se encontró con la remontada firme de un Mónaco brillante al contraataque, y que supo que sus opciones pasaban por alargar los puntos y jugar muy intenso. Lo hizo a la perfección y recogió sus frutos. Cuando parecía que el de Tandil estaba desaparecido, ha vuelto a lo grande; logrando el billete para la final.

No le quedan muchas posibilidades al español de terminar el 2016 habiendo cumplido su objetivo de ganar un título en tierra batida. En la temporada estival podrá buscar sus opciones en eventos como Umag, Gstaad o Kitzbuhel, pero tendrá que cambiar mucho su actitud para ello.