Lo que a inicio de año parecía que podía erigirse en un ensayo de cara a los Juegos Olímpicos, se está convirtiendo en un mero calentamiento con vistas a coger sensaciones para el torneo individual. Los resultados de la pareja entre el balear y el madrileño no están siendo ni mucho menos deslumbrantes, y la dificultad de que Fernando pueda lograr el ránking necesario para entrar en los Juegos Olímpicos, comienza a ser una utopía. 

El de Montecarlo es el cuarto torneo del año disputado por Nadal y Verdasco en la modalidad de dobles. Los tres anteriores se saldaron con una sola victoria, concretamente en Miami, ante Bolelli y Seppi. Se espera una cierta mejoría sobre tierra batida, y más teniendo en cuenta que la presión es nula. Lo menos importante es ganar o perder, sin que exista la obligación de carburar motores de cara a la cita olímpica...por desgracia.

Inconmensurables al servicio

Los españoles martirizaron a Kohlschreiber y Troicki con su combinación de juego de zurdos. Sacaron bien, supieron leer a la perfección las condiciones de la pista, y practicaron un juego completo y brillante. El alemán y el serbio no demostraron ninguna cohesión, y su poca habilidad en la red se tradujo en constantes errores y ausencia de un patrón de juego reconocible.

Los españoles no cedieron el servicio en una sola ocasión

La primera manga estuvo disputada, y se resolvió en pequeños detalles. Los españoles salvaron dos bolas de break y aprovecharon la única de la que dispusieron. Excelsos en los momentos cumbre, con un juego alegre y desenfadado, y divirtiéndose sobre la pista y haciendo disfrutar al público. El segundo set fue mucho más desequilibrado. Kohlschreiber y Troicki no parecieron dispuestos a plantear batalla, ni encontraron argumentos para ello. Nadal y Verdasco cerraron el encuentro sin entregar el saque, y con muy buenas sensaciones.

Su siguiente rival será la pareja formada por Nicolas Mahut y Pierre-Hugues Herbet. Los franceses llegan como grandes favoritos a ganar el título, y tienen en Montecarlo una pieza angular en su preparación de cara a Roland Garros.