Discreto, humilde, sin hacer ruido y con un arduo trabajo por bandera. Así estructura Íñigo Cervantes su carrera profesional, gestionando el salto cualitativo inmenso que dio a final de 2015. Pasó en un año de jugar torneos ITF a disputar el cuadro final de un Grand Slam. El proceso de aclimatación no es nada fácil, pero el donostiarra ha logrado ganar partidos, y gracias a su estelar actuación en Sao Paulo, adquirió unos puntos que le permiten caminar muy tranquilo entre los 100 mejores del mundo.

Sin agobios de ránking, a su 26 años Cervantes quiere seguir mejorando. Lo está haciendo, y la llegada de la tierra batida puede darle muchas alegrías. A punto estuvo de sorprender a Paire en Montecarlo, y ya está en segunda ronda en Barcelona y con opciones de seguir progresando.

Skrugor no fue rival

Era un partido en el que Cervantes partía con la obligación de vencer. Teniendo enfrente al 146 del mundo y jugando en casa, el donostiarra había de imponer su ley. Lo hizo aunque nada sobrado de brillantez, sino más bien todo lo contrario. Partido difícil de jugar, carente de especial ilusión y percibiéndolo como un trámite engorroso que era preciso solventar.

Cervantes demostró saber ganar a pesar de tener sensaciones muy mejorablesDemostró gran personalidad Íñigo, al ser capaz de adjudicarse la victoria a pesar de no hacer un buen partido. Llegó a estar break abajo en el primer set, pero reaccionó con gallardía y pundonor, encontrando la complicidad del público, que le llevó en volandas. Skrugor demostró buenas maneras y una gran adaptación a las pistas barcelonesas, al haber salido indemne de la fase previa.

En el segundo set continuó la paz armada, con Cervantes salvando dos bolas de break y aprovechando la única que dispuso. Skrugor sintió en sus propias carnes lo que supone jugar con un tenista netamente superior a él, y capaz de imponer su ley a pesar de una igualdad aparente. 

Habrá de hacerlo mejor Cervantes si desea seguir progresando, ya que su siguiente rival será Andrey Kuznetsov. El ruso está cuajando un buen año, y es hábil sobre polvo de ladrillo. Será una gran oportunidad para progresar y poder enfrentarse al ganador del duelo entre Ferrer y Stepanek.