Cada vez se ve menos la figura del especialista en una superficie. El tenis requiere de un crecimiento constante como jugador y habilidades transversales. Sin embargo, quedan reductos de especialización, y uno de ellos lo encarna Daniel Gimeno-Traver. El valenciano se encuentra realmente cómodo en la tierra batida, y es en estas pistas donde acumula prácticamente todas sus alegrías tenísticas.

Habiendo alcanzado la treintena y fuera del top-100, Daniel busca con cierta urgencia, la confianza necesaria para ganar partidos con regularidad, y regresar a este selecto grupo. Está teniendo un año realmente aciago, relegado a tener que jugar fases previas de todos los torneos ATP y sin que sus incursiones en Challengers hayan dado sus frutos. Ganó Gabasvhili en Marrakech, y pasó la fase previa en Montecarlo, en lo que fueron buenas señales. En Bucarest parece dispuesto a dar un salto cualitativo.

Punto de inflexión buscado

Cuando se está en crisis, nada mejor que ganar a un rival netamente superior en el ránking. Adrian Mannarino es el 75 del mundo, y ha llegado a estar entre los 35 mejores del planeta. Su juego se amolda a cualquier superficie, aunque no suele acumular grandes resultados sobre tierra batida. No obstante, era un partido realmente complejo para el español, que tenía que sacar a relucir su mejor tenis.

No lo hizo en el primer set, en el que el francés fue muy superior. Hostigó una y otra vez al español al resto, forzando cinco bolas de break de las cuales aprovechó dos. Mannarino dominó los compases iniciales del encuentro, sin remilgos a la hora de pelotear de fondo y alternado alturas y velocidades.

El español estuvo muy acertado en los momentos cumbre, salvando siete bolas de break entre el segundo y tercer setEl español cometió muchos errores pero no evitó la refriega. Se puso el mono de trabajo en el segundo parcial, y tras salvar situaciones adversas en el inicio del segundo set, dio un zarpazo al encuentro logrando romper el servicio de su rival y forzar el set definitivo, gracias a una mejor movilidad.

Gimeno-Traver se lo creyó, y sacó todo su coraje para vencer. El tercer parcial fue de gran igualdad, y el español demostró tener más vidas que un gato. Volvió a salir indemne en los momentos en que el galo presionó más, salvando cuatro bolas de break. En el séptimo juego, logró la rotura que a la postre decidiría el encuentro. 

Triunfo de mucho mérito para el valenciano, que le dará moral así como valiosos puntos que le acerquen a su objetivo. En segunda ronda se medirá con el argentino Guido Pella, jugador que rindió a un excelso nivel en la gira latinoamericana sobre tierra batida, pero que en las últimas semanas parece haber perdido un poco de chispa. Puede ser un partido clave para Gimeno-Traver y su devenir en este 2016.