Cuando todo parecía que no podía ir peor, a punto ha estado de generarse la gota que colmara el vaso. Fernando Verdasco lleva años vagando sin rumbo por las pistas de todos los rincones del planeta, pero lo que está ocurriendo en este 2016 hará replantearse muchas cosas al madrileño. Ya no es que incurra en su habitual irregularidad, sino que no está dando la talla en ningún torneo de los que ha disputado. Clama al cielo ver a un jugador de sus condiciones en el puesto 86 del ránking, pero es algo que se ha forjado con su indolencia y apatía sobre la pista, actitudes que casi le hacen despedirse del torneo de Bucarest a las primeras de cambio.

Renunciando a ir a Barcelona por diferencias con la organización y temor a verse fuera prematuramente, como le ocurrió el pasado año con Rublev, el español buscó consuelo en un torneo de menor entidad, como el de Bucarest. Sin embargo, su tensión competitiva está lejos de enfocar este torneo como un posible punto de inflexión, sino como una manera más de pasar unos días disfrutando de la vida en una ciudad que no había visitado, al menos en el ámbito profesional.

Mucho sufrimiento para tan poca recompensa

Ganar un partido de primera ronda al 208 del mundo nunca habría de exigir un esfuerzo tal para un jugador como Fernando Verdasco. Sin embargo, el pésimo estado de forma del madrileño le obliga a sufrir para ganar a cualquier jugador. No hay partido fácil para un tenista que ha perdido la brújula, y no parece muy preocupado por encontrarla.

Actitud muy poco constructiva del español en todo el partido

Verdasco salió frío, displicente e incluso chulesco a la pista, como molesto por tener que vérselas con un jugador tan inferior como Setkic. Precisamente eso es lo que busca viniendo a este torneo, ganar partidos sencillos para coger confianza, por lo que resulta del todo inexplicable esta actitud. El madrileño perdió tres bolas de break, y vio cómo el bosnio forzaba el tiebreak. Allí, la ilusión de este jugador procedente de la previa decantó la balanza de su lado.

La lógica se fue imponiendo poco a poco, y el bosnio se desinfló en cuanto Verdasco conectó varios puntos seguidos jugados con un mínimo de inteligencia y racionalidad. El segundo set fue meteórico, sin que el español diera ninguna opción a su rival. Pero no iba a ser fácil. Con Fernando nada se puede dar por hecho, y su peor versión regresó en el tercer parcial.

Verdasco desaprovechó siete bolas de break en el tercer parcial, estando a punto de entrar en pánico

En lugar de seguir jugando intenso y con actitud constructiva, volvió a enrocarse en un mar de agitación y autocrítica. Setkic leyó la situación y se agarró a pista, salvando hasta siete bolas de break al español. Cuando el partido parecía abocado a resolverse en un tiebreak decisivo, el madrileño logró al final romper el servicio a su rival, y cosechar el billete para segunda ronda.

Allí, se enfrentará al rumano Radu Albot, 156 del mundo, que viene de derrotar a Paul-Henri Mathieu. Debería ser un partido sencillo para Verdasco si lograra jugar a su nivel. No lo ha conseguido hacer en todo lo que va de año, y si mantiene esta actitud tan poco constructiva, será un duelo muy peligroso para los intereses del español.