Después de sucumbir en segunda ronda del Masters 1000 de Montecarlo, Fernando Verdasco comparecía en el BRD Nastase Tiriac Trophy de Bucarest, torneo en el que buscaría recuperar las sensaciones perdidas a lo largo de los partidos. Logró el madrileño doblegar a Aldin Setkic y Radu Albot, de forma complicada, para que el nivel fuera poco a poco subiendo hasta vencer a Robin Haase y Guillermo García-López, llegando así a la final, donde tras batallar hasta el final conseguía alzar los brazos derrotando al francés Lucas Pouille.

"El último juego fue complicado porque empezó a llover, pero estoy feliz de que todo terminara de esta forma"

Ni más ni menos que dos años tuvieron que pasar para que Verdasco consiguiera alzar de nuevo los brazos, y es que el madrileño triunfó por última ocasión en Houston 2014, lo cual le ha hecho perder puestos en el ránking, algo que recupera ahora con la victoria en Bucarest, yendo en volandas hasta el puesto 51. "Estoy muy feliz de haber ganado este trofeo, hacía mucho tiempo que no estaba en esta posición, ganando un torneo o jugando una final", comentó sonriente ante los medios de comunicación al mismo tiempo que posaba con el trofeo de ganador del torneo rumano.

Para terminar, Fernando Verdasco tuvo que hacer un gran ejercicio de mentalidad fuerte, para no venirse abajo ante el hecho de no poder jugar el domingo la final y tener que pasar al lunes el choque ante Lucas Pouille, sufriendo ante el francés. "No fue fácil tener que esperar un día, porque cuando llueve tienes que estar preparado para jugar en cualquier momento. El último juego fue complicado porque empezó a llover, pero estoy feliz de que todo terminara de esta forma", concluyó. La próxima cita del tenista madrileño será en el ATP 250 de Estoril, cuando debutará frente al gijonés Pablo Carreño.