Cuando todo era oscuridad, surgió una luz. Cuando parecía hundirse en arenas movedizas, encontró un apoyo que le llevó a la superficie...y si esto continúa así, seguirá emergiendo. Marcel Granollers se deshizo en tan solo una semana de todas las malas sensaciones acumuladas durante más de un año. El catalán tuvo que recurrir a jugar torneos Challenger para mantener su condición de top-100, y no lo hizo con especial éxito.

Caminaba en este 2016 totalmente desorientado, carente de resultados destacables. Pero Montecarlo se apareció en su camino. El tenis es mágico y así lo asevera el hecho de que Marcel perdiera 6-0 6-3 ante Gimeno-Traver en la última ronda de la fase previa, y tan solo tres días después estuviera jugando en cuartos de final. Entró como lucky looser y lo aprovechó. Ahora aprovecha la confianza adquirida.

Solidez para atajar el ímpetu juvenil

Once años separan en edad al español y el coreano, y eso tiene su predominancia en un partido ajustado. Chung tiene un juego realmente atractivo, y se erige en un jugador con mucho futuro, pero aún le queda mucho por mejorar en el aspecto mental. Y es que Marcel le planteó un partido duro, aferrándose a la pista en todo momento, jugando profundo y regalando muy poco.

El coreano tuvo sus opciones pero acabó desesperándose ante la solvencia de Granollers, que defendía con brillantez y pasaba al ataque con eficacia. Partido realmente inteligente del catalán, sabiendo aprovechar sus oportunidades y frenando la reacción de Chung en el segundo set.

Su rival en cuartos de final será Ivo Karlovic

El joven asiático se desperezó de la presión en la segunda manga, e hizo un juego mucho más preciso. Llegó a romper el saque del español en dos ocasiones, pero Granollers se metió en pista en el resto y no perdió la cara al encuentro, pudiendo cerrarlo en dos sets.