Estilos de juego similares pero personalidades sobre la pista contrapuestas. Así son Kei Nishikori y Fabio Fognini, cuyo duelo no dejó indiferente a nadie. Largos peloteos, alternativas en el marcador y muchos altibajos debido a la pesadez de piernas del japonés, que no supo imponer su condición de favorito. El encuentro se enmarañó, Fabio hizo y deshizo y hubo lugar a todo tipo de situaciones.

El nipón tiene condiciones de sobra para brillar en cualquier evento. La tierra batida no es superficie favorita, pero ha demostrado poder jugar bien con sublimes actuaciones en Barcelona. Llega a la capital de España habiendo sido sometido al poderío de Nadal, por lo que busca con ahínco reencontrarse con triunfos y buenas sensaciones. Ante Fognini tan solo logró lo primero, y tiene mucho que agradecer al italiano y su volatilidad mental.

Al son de Fabio

Dejar un partido en manos de un jugador capaz de lo mejor y de lo peor, provoca vaivenes constantes y situaciones inesperadas. Nishikori se borró del mapa, acogiéndose a que el diablillo del italiano ganara al ángel. Poco hizo el japonés, salvo en la primera manga donde sí atacó con eficacia con la pasividad de Fognini como cómplice.

Fognini subió mucho su nivel en el segundo setSin embargo, el italiano subió notablemente sus prestaciones en el segundo set, sobre todo con el saque. Pilló tan desprevenido al nipón esta reacción, que ni siquiera pudo provocar una pelota de break. Fabio destapó el tarro de las esencias y aprovechó una de las cinco opciones de las que dispuso para quebrar el servicio de Kei.

Con un set iguales en el marcador, Fognini continuó con el recital, demostrando que cuando está motivado tiene capacidad para desbordar a cualquiera. Nishikori no daba señales de reacción, y se agarraba al partido con su servicio, esperando el momento en que la peor versión de Fabio saliera a relucir. Lo hizo en el décimo juego, cuando el italiano se desconectó totalmente. Sacando para ganar el partido, se paró de piernas, cometiendo dos errores no forzados de revés, y dejó entrar en el encuentro a Nishikori.

Mantuvo su saque el nipón y se desató la tormenta. Dos errores infantiles de Fabio y dos warning; uno por abuso verbal y otro por abuso de bola. Situación draconiana que obligó al juez de silla a sancionarle con un punto, y dejar en evidencia a un tenista cuyo carácter le juega malas pasadas.