Es una de las sensaciones del circuito en este 2016, demostrando lo que ya se sospechaba de él desde hace dos años. Ostenta un talento infinito, no parece tener agujeros notables en su juego y su ambición es mayúscula. Sin embargo, no parece ostentar un sentido de responsabilidad y compromiso para con su país muy acusado. Thiem ha comparecido en tres eliminatorias de Copa Davis únicamente, despertando ciertas reticencias en un país acostumbrado a que sus mejores jugadores, se volcaran con la causa nacional. Así lo hizo Muster, y así lo ha hecho Melzer hasta que su carrera deportiva entró en el ocaso.

Thiem no parece tener la misma perspectiva de la cuestión, lo cual confirma al renunciar con contundencia a los Juegos Olímpicos. En septiembre, Dominic ya avisaba con unas declaraciones en las que no parecía muy ilusionado por ir a Río de Janeiro: “No soy un gran fan de los Juegos Olímpicos, no conecto con ellos. El calendario ATP será muy complicado en 2016 por culpa de esto. Torneos pequeños como Gstaad, Umag o Kitzbühel se jugaran en la misma semana y, aunque ahora no sean mi prioridad, tal vez mi mentalidad cambie cuando llegue la fecha”. El que avisa no es traidor, y es por ello por lo que la noticia de su renuncia definitiva habrá sorprendido a pocos.

Se prevé un intenso mes de julio para Thiem, que tiene muchos puntos que defender. La cita olímpica coincidirá con el torneo de Los Cabos, mientras que a la semana siguiente se jugará el Masters 1000 de Cincinnati, en lo que podría ser una buena oportunidad para Thiem de cara a dar un salto cualitativo en un evento de esta categoría. Austria queda huérfana, siendo Gerald Melzer el segundo mejor jugador del país alpino, al ocupar el puesto 128 del ránking ATP, por lo que no habrá representación austriaca en Río de Janeiro.