Capaz de lo mejor y de lo peor y sin límites tanto en lo bueno como en lo malo. Así es Benoit Paire, un tenista que despierta odios y pasiones a partes iguales. Brilla cuando menos se espera, y donde hay más expectativas dispuestas en él, el galo se pierde un mar de protestas contra sí mismo, actitud displicente y carente de humildad.

Es lo que le ocurrió en su duelo frente al siempre estable Adrian Mannarino, que supo aprovechar a la perfección la locura de Benoit. Le bastó con aferrarse al fondo de pista y meter bolas de manera continuada, jugando profundo y moviendo de lado al galo, que cometió errores continuamente. La derecha fue una escopeta de ferias, y acabó amargando a un Paire muy lento de piernas y hastiado ante la falta de apoyo del público galo.

Mannarino se enfrentará a Guido Pella en la siguiente ronda

No hubo historia en un encuentro que resultó ser una absoluta pantomima por parte de Paire. Mucho habrá de mejorar el galo de cara a Roland Garros, donde las expectativas pero también exigencia, será máxima para con él. 

En el otro extremo, se sitúa Paul-Henri Mathieu, un auténtico profesional de este deporte que se aferra a las pistas demostrando una gran pasión por el tenis. Tras años en el dique seco, el de la Alsacia regresó a las canchas en 2015 y lo hizo con éxito. Le está costando en esta temporada pero Niza puede pasar por ser una gran oportunidad para él. Sometió a su dominio a Hyeon Chung, joven de gran talento pero al que le falta continuidad para poder ser competitivo. Más difícil lo tendrá en su siguiente enfrentamiento. Será ante Andreas Seppi, un tenista con características similares a las suyas y que promete una gran resistencia.