El mundo del tenis está plagado de flores de un día, jugadores que, tras deslumbrar en algún que otro momento de su carrera, se estancan o no son capaces de dar continuidad  a sus resultados para convertirse en una realidad sólida de este deporte.  Lesiones, problemas extradeportivos o de comprotamiento... son algunos de los grandes obstáculos con los que tienen que lidiar algunos jugadores en su camino hacia el éxito.  Sin embargo, el más complicado de todos es el paso adelante mental, superando los miedos y la inexperiencia para conseguir resultados en los grandes torneos. 

El "Caso Donald Young"

Ese descaro, esa actitud gamberra ante los grandes es lo que puede marcar la diferencia entre hacer algo importante en el mundo del tenis o convertirse en un jugador de challengers.  Hay jugadores, como el americano Donald Young, que apuntaban a grandes estrellas en su juventud, y que a día de hoy ni están ni se les espera.  Este jugador, alabado en america durante su juventud, no pudo con la presión de las expectativas puestas en él y no tuvo la mentalidad de campeón necesaria para dar un paso adelante.  Es un caso que está muy presente en la mente de los jugadores jóvenes, la situación que todos quieren evitar.

Dimitrov es el ejemplo de jugador que no ha    dado el paso adelante   La nueva generación viene cargada de grandes talentos, jugadores que han irrumpido con muchísima fuerza en el circuito profesional, y con ganas de hacer algo grande.  Después de una hornada de jugadores que no consiguieron apear del trono a los reyes del circuito, con grandes promesas que no han sido capaces de dar un salto adelante hasta el momento(jugadores como Grigor Dimitrov), ahora están surgiendo tenistas que podrían tomar el relevo.  Thiem, Zverev, Kyrgios... son jugadores que rebosan calidad y que ya están consiguiendo cosas grandes, pero a la mayoría todavía les falta dar un paso en los torneos de Grand Slam para confirmarse como alternativa.  Despues de completar una gran gira de tierra batida, Roland Garros se presenta como su oportunidad para brillar.

Dominic Thiem

El austríaco Dominic Thiem está completando una temporada magnífica, y es uno de los grandes exponentes de esta nueva generación.  A estas alturas de la temporada, es el segundo jugador que más victorias ha cosechado en este 2016 hasta el momento, solo por detrás del número 1, Novak Djokovic. 

Ya asentado en el top 15, Thiem ha completado una gira de tierra magnífica, jugando a un gran nivel y aprovechando sus golpes liftados, a los que es capaz de imprimir muchísimo peso para castigar a su rival en el fondo.  Domina muchos tipos de saque, y su revés a una mano es tan seguro como mortífero.  Hasta ahora su desempeño en los Grand Slams no ha sido especialmente brillante, pero lega a este Roland Garros repleto de confianza tras alzar este domingo la copa en el torneo de Niza.

Alexander Zverev

Alex Zverev es otro de los máximos representantes de esta ilusionante hornada de jóvenes estrellas.  El alemán es un jugador magnífico desde el fondo de la pista, posee golpes muy sólidos tanto de derecha como de revés y se ha mostrado capaz de aguantar partidos a cara de perro contra los mejores.  Su juego se adapta perfectamente a la tierra batida, y no tiene complejos a la hora de enfrentarse a grandes jugadores.

Alex todavía está un paso por detrás de Thiem en lo que a maduración se refiere, pero tiene un futuro muy prometedor.  Si cuida bien su progresión y mantiene los pies en la tierra, puede convertirse en el futuro en una alternativa sólida.  A Roland Garros llega en un buen estado de forma, tras completar una gran gira sobre polvo de ladrillo y disputar la final de Niza, en la que perdió ante Dominic Thiem.  Si no se arruga ante los focos, es un claro candidato a dar un susto a alguno de los favoritos en el torneo.

Nick Kyrgios

El australiano por fin ha explotado en este 2016, ha aparcado sus problemas extradeportivos y se ha centrado en sacar el máximo partido a su talento.  Está completando una gran temporada, consiguiendo muy buenos resultados en torneos importantes como Miami o Madrid, y ya ha ganado su primer título en Marsella. 

En una temporada en la que ya se ha metido entre los 20 primeros del mundo, el de Canberra está demostrando que le gusta jugar los grandes partidos y que no se arruga en la pista central de los torneos importantes.  A diferencia de sus compañeros de generación, Nick ya sabe lo que es rendir a un gran nivel entorneos grandes, principalmente en Wimbledon, donde ha conseguido grandes victorias.  A pesar de basar su juego en su saque y su peculiar derecha, esta temporada ha demostrado que se adapta perfectamente a la superficie lenta, y que es capaz de mantener largos peloteos con su revés a dos manos antes de dominar.  Es otro de los jugadores llamados a protgonizar algún encuentro de alta tensión, y siempre es garantía de espectáculo.

Taylor Fritz

El jovencísimo jugador americano es una de las mayores promesas del tenis mundial, y una de las grandes esperanzas del tenis de su país.  Acredita un potente servicio y una gran derecha, sobre todo cuando juega cruzado, ya que consigue golpes de gran potencia y control.  Su revés a dos manos es muy seguro, y le permite alternar defensas con poderosos ataques desde el fondo.

Fritz es una de las grandes esperanzas del tenis, pero no debe correr.  Todavía tiene muchísimo que madurar y mejorar, y deberá hacerlo sin meterse prisa, si no quiere seguir los pasos de Donald Young.  En esta temporada no ha conseguido grandes resultados, pero está haciendo un esfuerzo importante por mejorar su juego en tierra, además de siputar las fases previas de los grandes torneos.

A priori, se antoja casi imposible que estos "rookies" puedan hacer algo realmente grande en este Roland Garros.  Rafa Nadal solo hay uno(el manacorí ganó este torneo en su primera participación en 2005), y haría falta poco menos que un milagro para que se repitiera un hito como el conseguido por el español.  Sin embargo, el torneo se presenta como una oportunidad perfecta para aprender y dar un paso adelante, para adquirir experiencia, para medirse a los grandes de tú a tú, y para demostrar al mundo del tenis que han venido para quedarse.