Dominic Thiem tenía un claro objetivo desde que comenzó el torneo francés: terminar como campeón. El joven tenista austriaco debía salvar los puntos conseguidos la pasada edición donde se proclamó campeón. Durante toda la semana el juego de Thiem fue muy bueno y no había cedido ningún set. Su rival en la final, Zverev, había ido pasando rondas a trancas y barrancas, siempre en partidos a tres sets y rodeado de dudas acerca de su juego. Así pues era normal pensar que Thiem iba a salir vencedor de nuevo en la Costa Azul, pero el tenista alemán no iba a ponérselo nada fácil, iba a vender cara su cabeza.

El comienzo del partido lo hizo mucho mejor Zverev. El novel alemán puso en serios aprietos a Thiem desde el resto y, en el segundo servicio del austriaco, hizo una rotura. A Thiem no le salía nada y a Zverev todo en el comienzo del partido. Poco a poco, con buenos golpes, Dominic cambió la tendencia e igualó fuerzas en el pulso contra su rival. Apretó en la parte final de la primera manga y dio la vuelta al marcador y selló el primer set.

Zverev estaba muy cabreado por la forma de perder el set, pero lejos de hundirse, proyectó la rabia positivamente y rindió mejor que su rival. Le rompieron su primer servicio y aquí fue donde reaccionó. El alemán sacó toda la rabia contenida y, con los potentes servicios y lo poderosos restos, dio la vuelta al set con tres roturas.

La final no estaba tan decidida como se podría esperar. A Thiem se le había complicado sobremanera el partido y Zverev estaba muy crecido después de dar la vuelta a la tortilla. Pero si hemos dicho que Zverev reaccionó proyectando su rabia positivamente, Thiem no fue menos. El austriaco dejó de ser tenista y se convirtió en una apisonadora. El tercer set se lo llevó en blanco con un tenis potente y admirable. Zverev, que no tuvo oportunidad, terminó totalmente desmotivado el partido y no le quedó más remedio que rendirse al tenis de su rival.

El partido quedó en 6-4, 3-6, 6-0 y Thiem revalida el título conseguido el pasado año. El austriaco llega en inmejorables condiciones a Roland Garros, la duda es saber si le aguantará el físico. Zverev, por su parte, ha jugado un torneo con bastantes dudas y llegó a la final teniendo que reponerse en todos sus partidos. La tierra no es su superficie favorita y así lo demostró en Niza. Thiem apunta alto y está puliendo un tenis que cada vez le funciona mejor.