No hay partido fácil, y menos en un Grand Slam. Carla tiene bien interiorizada esta máxima, y afronta con tremenda concentración cada partido. Tras una gira europea sobre tierra batida notablemente accidentada, debido a molestias en tobillo y un proceso gripal, la española no llega con el mejor rodaje posible pero sí con buenas sensaciones físicas. Sale de la pista con estas mismas conclusiones; buen juego pero dudas sobre su estado físico.

Y es que la española dominó el encuentro pero le faltó chispa para resolverlo antes, y tuvo que verse en un aprieto importante para reaccionar con la contundencia esperada. El pasado año firmó en París una tercera ronda algo decepcionante, y en este 2016 busca dar un salto cualitativo que le permite repetir en cuartos de final, fase que no ha podido superar en toda su carrera.

Dominio mesurado de la española

Fue minando poco a poco la moral de la joven checa, con su habitual solidez de fondo de pista y capacidad para tirar con precisión tanto de derecha como de revés. Siniakova salió muy precipitada, buscando con demasiada insistencia el golpe ganador, y lo que encontró fueron errores no forzados. Carla tuvo problemas al servicio, teniendo que salvar dos bolas de break, pero cerró la primera manga con gran aplomo.

Carla habrá de mejorar en el aprovechamiento de bolas de break, al convertir solo 5 de 21

Todo cambio en el segundo parcial. La española tomó ventaja en los compases iniciales, y se relajó ligeramente. Vio cómo Siniakova soltaba el brazo, se jugaba al todo o nada todos los puntos y encontraba la inspiración. Volteó el marcador la checa, y Carla se mostró algo alicaída y carente de opciones para reaccionar.

Así se le escapó la segunda manga, pero lejos de venirse abajo o cambiar el esquema, la española se mantuvo firme de fondo de pista y esperó que Siniakova perdiera la chispa. Gran inteligencia de la canaria, que terminó con buenas sensaciones al cerrar el tercer set sin tener que afrontar ni una sola pelota de break.