Odisea notable la vivida por Silvia Soler-Espinosa para llegar a esta primera ronda, pero no pudo disfrutar del inesperado premio. La ilicitana lleva un 2016 realmente mejorable. Hizo final en Bogotá, lo que fue clave para obtener los puntos necesarios que le permitieran estar en la fase previa de Roland Garros, y una vez en ella...cayó derrotada en la segunda ronda. 

Tuvo el azar de su parte, y pudo entrar al cuadro final como lucky looser. Pero una vez ahí, se encontró con una tenista cuyas aspiraciones no son menos que las de firmar un torneo con tendencia a la victoria final. Y es que Bacsinszky se encuentra en un momento muy positivo tras su título en Rabat y buenas actuaciones en torneos posteriores, y no estuvo por la labor de dar más alegrías a Silvia.

No hubo color

La estrategia cuando se juega contra Bacsinszky es clara: jugar a su derecha. Sin embargo, no vale solo con eso, y hay que estar dispuesto a variar alturas y velocidades, no desesperarse por su capacidad de contraataque y estar muy precisa. Silvia lo hizo perfecto durante cuatro juegos. Llegó a dominar por 3-1 y servicio, y en ese momento se le fue la luz. Timea comenzó a coger confianza con su drive, y fue muy inteligente para contrarrestar la solidez de la española.

No volvió a emerger Soler-Espinosa, que presenció una exhibición total y absoluta de la helvética. Timea caminó bien hacia delante, se mostró con una gran actitud y encontró numerosos golpes ganadores. Fue eternamente superior y cosechó una victoria más que merecida.

En segunda ronda, Bacsinszky se medirá a Eugene Bouchard, en lo que promete ser un duelo apasionante. Y es que la canadiense tiene tenis para dar y tomar, y está en buena línea para recuperar su mejor nivel.