Llega como tapado, sin que se le tenga demasiado en cuenta de cara al título, y por ende, carente de presión. Nishikori es un tipo discreto, dentro y fuera de la cancha, y es su discrección la que puede erigirse en su mejor aliada en un torneo tan largo y repleto de dimes y diretes en torneo a Djokovic, Nadal, Murray y Wawrinka. El nipón se erige en la más sólida alternativa al poder establecido y está actuando de manera consecuente a ello.

Se estrenó en la lluviosa jornada de domingo pudiendo cerrar su compromiso de primera ronda entre nubarrones, y en esta jornada ya con el astro rey iluminando el Bosque de Bolonia, Kei certificó su avance a tercera ronda al batir a un jugador siempre peligroso como es Andrey Kuznetsov. Sin alardes, sin gritos, sin vaivenes mentales...y también sin demasiadas dificultades.

Nishikori, conteniendo el temporal ruso

Kuznetsov ostenta una potencia inusitada en sus golpes, y es capaz de encontrar ganadores con relativa facilidad. No lo hizo ante Nishikori debido a la tela de araña tejida por el nipón, que atrapó al ruso con sus cambios de ritmo, concentración máxima y búsqueda de la iniciativa.

El nipón tuvo que sobreponerse a un inicio esplendoroso de Kuznetsov, que tomó ventaja de break en el primer parcial. Sin embargo, el bueno de Kei se activó de piernas y sacó su mejor versión a relucir. Dio la vuelta al marcador en un visto y no visto, haciendo ver a Kuznetsov que la potencia no lo es todo. 

Kuznetsov apretó las tuercas del nipón en el segundo set

Caminó directo hacia la victoria un Nishikori desatado, cuyo único despiste se produjo cuando servía para hacerse con el segundo parcial con un marcador de 5-2 para él. Kuznetsov se agarró a la pista y le hizo break, metiendo el miedo en el cuerpo al japonés, que tuvo que sacar su mejor versión para cerrar el segundo set. Lo hizo y dio un recital de consistencia en la tercera manga, donde Kuznetsov no tuvo ni una sola oportunidad de romperle el saque.