Las aguas van volviendo a su cauce, las buenas sensaciones regresan y todo fluye. El idilio de Garbiñe Muguruza con los Grand Slam es palmario, desarrollando su mejor tenis en los mismos y dando una clara señal del tipo de jugadora que es. Tras acusar en los meses iniciales de este año su flamante condición de top-5 y la presión que conlleva, se ven brotes verdes en el juego de la española desde que comenzara la gira de tierra batida europea. Begu y Keys la vencieron en Madrid y Roma, respectivamente, pero el verdadero nivel de Muguruza se está contemplando en Roland Garros.

Fue el torneo en el que se dio a conocer al mundo entero al vapulear a Serena Williams, donde luchó con Sharapova por llegar a semifinales y donde un año después y ya convertida en jugadora referente, Safarova le cortó las alas de nuevo en la antepenúltima ronda. Tiene cuentas pendientes en el Bosque de Bolonia la nacida en Caracas, y una vez en octavos de final, puede dar rienda suelta a su potencial.

Contundencia y valentía de la española

Fiel a su estilo y sin dejarse intimidar por una consumada pistolera como Yanina Wickmayer. Así jugó Muguruza, asumiendo el rol de dominadora y buscando llevar la iniciativa en todo momento sin precipitarse. La belga confunde la agresividad con ser una escopeta de ferias, y se desordena de piernas y cuerpo buscando golpes ganadores en cualquier situación. Garbiñe no se desesperó en los compases iniciales, cuando las cosas le salieron bien a Wickmayer, consciente de que si hacía su trabajo y tiraba con profundidad, los errores de la belga llegarían.

Garbiñe Muguruza en Roland Garros. Foto: zimbio
Garbiñe Muguruza en Roland Garros. Foto: zimbio

Garbiñe acabó el partido con 19 golpes ganadores y 11 errores no forzados

Y llegaron, como así demuestra el hecho de que la nacida en Caracas encadenara la friolera de nueve juegos consecutivos ganados. Se atrapó con el servicio los primeros juegos, cometiendo cuatro dobles faltas y no llegando al 50% de primeros saques. Sin embargo, poco a poco fue mejorando en sensaciones a partir de su intensidad al resto y fortaleza mental y acabó con más golpes ganadores que errores no forzados.

Accede así Garbiñe a los octavos de final, entrando en el terreno que a ella le gusta. Demuestra que es en Roland Garros donde hace mejores resultados, al estar por tercer año consecutivo entre las 16 mejores del torneo. En las dos anteriores oportunidades logró el acceso a cuartos, y en esta ocasión habrá de jugárselo ante Kuznetsova o Pavlyuchenkova. Si mejora sus sensaciones al servicio, Muguruza parece capaz de vencer a cualquiera que se le ponga por delante.