La espera llegó a su fin. 18 años después, una española vuelve a reinar en París. Garbiñe Muguruza, la hija de José Antonio y Scarlet. la niña que soñaba con ganar un día en Roland Garros, la jugadora que nunca dejó de creer, conquistó su primer Grand Slam. En un año difícil, Muguruza, que siempre aparece en los momentos importantes, demostró estar llamada a dominar el circuito en un futuro no muy lejano.

Después de unos días de aspecto desolador, la Pihilppe Chatrier vestía sus mejores galas para acoger una de las finales de Grand Slam más atractivas de los últimos tiempos. A un lado de la red la mejor tenista del mundo, Serena Williams. La norteamericana, incapaz de desplegar su mejor tenis sobre la arcilla parisina, llegaba al último partido con la mente puesta en igualar uno de los pocos récords que aún se le resistían: los 22 majors de Steffi Graf. Enfrente Garbiñe Muguruza, un reflejo de sí misma, una tenista cortada por el mismo patrón. La hispano-venezolana disputaba su segunda final de Grand Slam, y aunque su rival era la misma que en la primera, aspiraba a que el resultado fuese bien diferente.

Final de altos vuelos

El partido arrancó como lo hacen las finales. Tenso, sin apenas ritmo, con peloteos que apenas superaban los cinco intercambios. En un combate a primera sangre entre dos pegadoras, marcar el tempo del partido se antojaba fundamental. Aunque Garbiñe sufrió lo indecible para mantener sus dos primeros servicios, fue ella la primera en conseguir el break. A diferencia de estos días atrás, los errores de Serena se contaban con los dedos de una mano, lo que otorgaba aún más mérito a la encomiable actuación de la española.

El servicio, especialmente el porcentaje de primeros saques, era la clave del partido. Cuando la eficacia de Garbiñe bajó en este aspecto, la terrible presión de Serena al resto terminó por derribar la muralla hispana, igualando la manga a cuatro juegos.  Lejos de encogerse, la de Caracas siguió siendo un auténtico rodillo desde el fondo, logrando una nueva rotura que sí sería definitivo para cerrar el primer set por 7-5.

Fotografía: zimbio.com

La tendencia ganadora se prolongó en el arranque del segundo parcial, donde un intercambio de breaks terminó por favorecer a la número uno española. Garbiñe comenzaba a soñar despierta , pero la mejor versión de Serena no iba a dar facilmente su brazo a torcer. 

Sobreponiéndose a las 9 dobles faltas, su único "pero" en tan excelsa Muguruza supo sobreponerse a las 9 dobles faltasfinal, y a base de golpes más propios de Play Station, Garbiñe consiguió llegar hasta el 5-3. En el momento más tenso del choque, Serena Williams, demostrando su condición de número 1 mundial, levantó hasta 4 bolas de partido, para obligar a Garbiñe a cerrar con su servicio. Las campeonas no fallan, y Muguruza lo es. Aislándose del mundo, dejando la presión a un lado, la española protagonizó un brillante último juego para coronarse en París por primera, y seguro que no última vez.

Serena, bruja además de gran tenista, ya lo dijo en la última final de Wimbledon. "Garbiñe, tú ganarás un Grand Slam". Dicho y hecho. Habemus campeona. El himno español volvió a resonar en París.