Es uno de los grandes clásicos, otra de esas rivalidades que pasarán a la historia del mundial. Como si esta era no tuviera suficiente con el triángulo ganador conformado por Federer, Nadal y Djokovic, el bueno de Andy ha ido mejorando sus prestaciones cada año, formando parte de un póker difícilmente repetible en la historia del tenis. La mejora continua del de Dunblane le ha hecho superar obstáculos que parecían impenetrables para él; ganó un Grand Slam, soportó la presión para ser campeón en Wimbledon, se hizo con medalla de oro olímpica y ahora, brilla en tierra batida, superficie en la que siempre estuvo un paso por detrás de los mejores.

Mala noticia para Djokovic esta repentina eclosión del británico, que se lo pondrá difícil en su asalto al olimpo de los dioses del tenis. Son siete los jugadores que han sido capaces de vencer en los cuatro Grand Slam, y Djokovic no se puede permitir no pertenecer a ese grupo. La ilusión por ganar Roland Garros puede convertirse en ansia y maldición si se ve privado una vez más de la gloria, y no se puede unir a los Fred Perry, Don Budge, Rod Laver, Roy Emerson, Andre Agassi, Roger Federer y Rafael Nadal. El morbo está servido entre dos rivales íntimos, que se conocen desde niños y que mantienen su férrea amistad congelada, deseosos de que esta etapa de competitividad máxima finalice para dar rienda suelta a sus sentimientos de cariño y fraternidad hacia el otro.

Novak Djokovic: el peaje para el paraíso

Lleva tiempo soñando y anhelando el momento en que sus brazos levanten el trofeo de ganador de Roland Garros. Se le ha resistido durante toda su carrera, convirtiendo este desafío en una demostración a sí mismo y al mundo entero de que es uno de los mejores de la historia. Tiene once Grand Slam y ya ve cerca a Nadal (con catorce) y a Federer (con 17), pero es consciente de que su gesta puede quedar deslucida si no logra ganar en París.

Djokovic en Roland Garros 2016. Foto: zimbio
Djokovic en Roland Garros 2016. Foto: zimbio

El serbio tan solo ha perdido un set en todo el torneo, y fue contra Bautista con la lluvia como protagonista

Es una oportunidad única al estar Nadal, el gran rey de Roland Garros, en un momento de forma que no le permite competir. Ya desaprovechó la ocasión el pasado año, y de repetirse la historia, Djokovic podría quedar muy tocado mentalmente.

Su torneo es impoluto, habiendo estado cercano a la eliminación por su pérdida de nervios que le llevó a tirar una raqueta y no golpear de milagro a un juez de línea, que por verse contra las cuerdas contra algún rival. Lu, Darcis, Bedene, Bautista, Berdych y Thiem han sido sus víctimas, percibiendo un mínimo resquicio en su duelo con el castellonense, frente al que perdió una primera manga marcada por la lluvia.

Djokovic celebra una victoria. Foto: zimbio
Djokovic celebra una victoria. Foto: zimbio

Andy Murray: el reflejo de una ilusión

El escocés se mueve por objetivos, pasa etapas de cierta crisis de identidad en las que vaga por las pista sin excesiva motivación, pero cuando encuentra un reto que le apasione, se convierte en uno de los grandes de la historia. Andy ha ido mejorando cada año, teniendo más recursos con el saque, manejando las dejadas a la perfección y tirando derechas paralelas con soltura.

Andy Murray entrenando en Roland Garros. Foto: zimbio
Andy Murray entrenando en Roland Garros. Foto: zimbio

Tras ganar en Wimbledon, Murray parecía vacío, liberado de una gran tensión. Se relajó, perdió la chispa batalladora que le caracteriza y se limitó a hacer valer su gran talento sobre la pista. Pero en este 2016, el de Dunblane afiló el cuchillo en cuanto llegó la tierra batida, decidido a dar un salto cualitativo y demostrar que su tenis se adapta perfectamente a esta superficie. Se estrenó en 2015 con los títulos de Munich y Madrid, y en este 2016 compitió a las mil maravillas contra Nadal en Montecarlo, puso contra las cuerdas a Djokovic en Madrid...y logró la hazaña en Roma. Esa victoria de Andy sobre Novak puede marcar mucho el devenir de la final de Roland Garros.

Murray en semifinales contra Wawrinka. Foto: zimbio
Murray en semifinales contra Wawrinka. Foto: zimbio

El británico ha ido de menos a más, practicando su mejor tenis en una semifinal apoteósica contra Wawrinka

Murray ha sufrido mucho a lo largo del torneo, encontrándose con rivales que supieron jugarle y estuvieron a punto de apearle del torneo. Su camino es titubeante, repleto de dudas, juego netamente mejorable y actitud demasiado hosca. Stepanek y Bourgue le llevaron al quinto, tuvo que sudar mucho para ganar a Karlovic y e Isner, mientras que con Gasquet sacó su aura ganadora para voltear el encuentro cuando parecía que podía quedarse con dos sets de desventaja. Su duelo con Wawrinka pone de manifiesto que está con confianza, al hacer gala de un tenis exquisito.

Claves del partido

Se han enfrentando en 33 ocasiones, seis de ellas en finales de Grand Slam. El balance es favorable a Novak por 23-10 pero está repleto de matices. Sobre tierra batida han vivido batallas memorables, como aquella semifinal del Masters 1000 de Roma en 2012, considerado uno de los mejores partidos de la historia sobre tierra batida fuera de Roland Garros. Sus duelos en París se reducen a la semifinal del pasado año, donde Novak se impuso por 6-3 6-3 5-7 5-7 6-1.

Aires de revancha para el escocés, pero también para Novak, al que le dolió mucho perder la final de Roma la semana precedente al inicico de Roland Garros. Sus duelos en la capital italiana y española, serán puntos de referencia a partir de los cuales estructurar la estrategia del partido. Se espera un duelo de poder a poder, con largo e intensos peloteos de fondo de pista, y en el que la variación de la dejada puede ser muy importante. 

El factor psicológico decantará la balanza de uno u otro lado, pero ambos llegan muy presionados y con mucho que perder. Quien mejor sepa gestionar los nervios y la presión, saldrá victorioso de un duelo que promete emociones fuertes.