No cabe duda de la dificultad enorme que supone jugar bien con continuidad, aislarse del propio éxito y ser capaz de no ser víctima de la gloria. Johanna Konta surgió de la nada, de manera fulgurante, en la segunda mitad del 2015. Auspiciada en los torneos de hierba de Nottingham y Birmingham, la británica cuajó grandes actuaciones venciendo a jugadoras del nivel de Garbiñe Muguruza, y finalizó el año con un muy buen ránking.

Su progresión no se frenó con el cambio de año, como atestigua su puesto de semifinalista en el Abierto de Australia. Sin embargo, desde ese momento todo se desplomó. El juego incisivo de Konta tornó en errático, su intensidad de piernas bajó y la confianza en sí misma fue menguando. Ni siquiera con el candor de su público ha podido levantar cabeza, cayendo derrotada en segunda ronda del evento de Nottingham frente a Zeng, una tenista netamente inferior a ella.

Konta estuvo nerviosa todo el partido

La presión pudo con la británica; nunca se había presentado a un torneo en su feudo, sabiéndose en la obligación de cuajar una gran actuación. Konta se sentía cómoda en el anonimato, cuando la única exigencia que tenía era la suya y la de su entorno, y ahora que se sabe favorita lo está acusando.

El público no pudo evitar languidecer de decepción al ver el tenis errático y desordenado de la británica, empeñada en la búsqueda del golpe ganador sin demasiada fe, y sin ponerse el mono de trabajo. Buscó la red a destiempo y tiró desde posiciones poco recomendables, sucumbiendo a la buena actitud y juego de Zheng.

La china supo aprovechar sus oportunidades y no desfalleció por verse débil al servicio, sino que incrementó su motivación al resto. Zheng estuvo muy acertada en los momentos cumbre del encuentro, extrayendo el máximo beneficio de las dudas de su rival y cerrando un encuentro para el que no parecía predestinada.

Se presenta así en los cuartos de final, donde se verá las caras con la vencedora del duelo entre Rybarykova y la local Moore, procedente de la previa y que se erige en la máxima esperanza del público local. Tenista prometedora la china, que puede encontrar el premio a su constancia cuando menos se lo podía esperar.