Leones agazapados esperando su oportunidad u osos hibernando en espera del tiempo de florecimiento de la vida. Así pueden definirse algunos de los pocos románticos a los que se les puede seguir definiendo como especialistas. Las diferencias entre superficie se reducen, las raquetas son más ligeras, las bolas tienen menos presión y el físico es cada vez más importante. Esto ha dado lugar a una progresiva democratización del tenis en las últimas décadas, en un lento pero inexorable camino que hace menos lenta a la tierra batida y menos rápida a la hierba. 

La ralentización de la hierba de Wimbledon

Corretja ganó dos partidos en Wimbledon en toda su carrera

Las diferencias entre los extremos se estrechan y todos los jugadores requieren de habilidades para desplegar su juego en cualquier superficie. Atrás quedaron los años en que los triunfadores en París, acudían a Londres a hacer turismo, o en los que los vencedores en Wimbledon no encontraban la fórmula para pasar de semifinales en Roland Garros. 

Alex Corretja. Foto: zimbio
Alex Corretja. Foto: zimbio

El siglo XXI introdujo un ligero cambio en los injertos de hierba de las pistas de Wimbledon, algo tan ligero, tan nimio que no se conoció hasta años después, al descubrir que el cambio de patrón de juego y resultados había cambiado. Se cambió el césped mezcla de semillas con un 100% ballico perenne, más duradero y que se adapta mejor al juego de fondo. 

Y es que en 2002 se proclamó campeón un restador nato como Lleyton Hewitt, demostrando que las pistas del All England Tennis Club estaban algo más lentas y la bola botaba más alta. El cambio de la hierba provocó que la tierra que la sustenta se endurezca, ofreciendo menos desgaste y botes más regulares. Se puede apreciar en la siguiente imagen cómo el tiempo ha hecho que se apueste más el juego de fondo que por el de volea, tanto por la evolución de materiales y físico de jugadores, como de las pistas. 

Tim Henman"¿Qué pasa aquí? Estoy en un torneo de hierba y es el más lento que he jugado este año.". Y es que cuando se ven torneos como Queen´s, Halle o Nottingham, la sensación es que la hierba es mucho más resbaladiza que la de Wimbledon, no proliferan los peloteos y el ganar la red vuelve a ser clave. Desde algunas instancias se argumenta que la organización de Wimbledon decidió ralentizar las pistas para favorecer el espectáculo, ya que el público demanda peloteos más largos y más alternativas en el juego que el servicio y la volea. 

El físico imponente de los deportistas así como las ligeras raquetas que gastan, hacen que el juego se acelere por lo que es necesario reducir la presión de las bolas para que vayan a menor velocidad. Esto puede haber influido algo en Wimbledon, ya que el bote no sería tan deslizante.

Lleyton Hewitt en Wimbledon. Foto: wimbledon.com
Lleyton Hewitt en Wimbledon. Foto: wimbledon.com

¿Podrán los especialistas brillar en Wimbledon?

Como aquellos héroes de las Galias que resistían las invasiones romanas. Así se mantienen como especialistas un reducto de jugadores cuyo juego se adapta perfectamente a la hierba, por lo que han de rentabilizar al máximo el mes de competición sobre dicha superficie. La ampliación de una semana de la gira sobre césped, ha supuesto un influjo de ánimos a algunos de estos jugadores, que buscarán dar continuidad a su buen rendimiento estas semanas previas, en Wimbledon.

El nombre de Florian Mayer brilla por encima de todos. A sus 32 años y alejado del top-200 tras numerosas lesiones, el teutón se ha reencontrado consigo mismo en Stuttgart, donde llegó a cuartos de final, y sobre todo en Halle, alzándose con el título. Golpes cortados y voleas magistrales que le convierten en un jugador de otra época, totalmente especialista sobre hierba pero que tan solo ha podido llegar en dos ocasiones a cuartos de final de Wimbledon (2004 y 2012).

Mahut y Muller no han podido pasar de tercera ronda en WimbledonOtro consumado especialista es Nicolas Mahut, cuya longevidad no le impide seguir cosechando éxitos a nivel individual cuando la hierba aparece. Número uno del mundo en dobles, el galo logró su tercer título en s-Hertogenbosch, pero no ha podido plasmar en Wimbledon su habilidad innata para jugar sobre dicha superficie. Nicolas no ha superado nunca la tercera ronda, alcanzada tan solo en 2006.

Nicolas Mahut en Wimbledon. Foto: zimbio
Nicolas Mahut en Wimbledon. Foto: zimbio

Dustin Brown alcanzó en 2013 y 2015 la tercera ronda, algo que no hizo en ningún otro Grand Slam

También Gilles Muller se erige en un jugador tremendamente peligroso sobre césped. Su condición de zurdo, gran servicio y excelente volea, hace que cumpla los cánones de un especialista en esta superficie. Tampoco él pasó de tercera ronda nunca en Wimbledon. Algunos que sí lograron resultados brillantes, no solo en torneos previos a Wimbledon sino en el propio Grand Slam, son Ivo Karlovic (cuartofinalista en 2009 y octavofinalista en 2004 y 2015), Feliciano López (cuartofinalista en 2005, 2008 y 2011) y Bernard Tomic (cuartofinalista en 2011 y octavofinalista en 2013).

Feliciano López en Wimbledon. Foto: zimbio
Feliciano López en Wimbledon. Foto: zimbio

Pero no solo son sacadores los especialistas en hierba. Y es que la modernización del tenis hizo que jugadores de baja estatura y gran habilidad para jugar de fondo, hayan alcanzado notables éxitos sobre hierba. Algunos ejemplos actuales son Philippe Kohlschreiber (cuartofinalista en 2012 y ganador en Halle en dos ocasiones), Andreas Seppi (octavofinalista en 2013 y ganador en Eastbourne 2011), Marcos Baghdatis (semifinalista en 2006 y cuartofinalista en 2007) y Richard Gasquet (octavofinalista en cuatro ocasiones y semifinalista en 2007 y 2015).

Vandeweghe fue cuartofinalista en Wimbledon 2015, sin pasar de tercera ronda en ningún otro Grand Slam

En el circuito femenino son aún menos habituales las especialistas, aunque en los últimos tiempos han experimentado un cierto impulso gracias a jóvenes jugadoras que aúnan un buen servicio con gran capacidad para jugar dentro de pista. La experta sobre hierba más reconocida es la estadounidense Coco Vandeweghe, ganadora en s-Hertogenbosch y semifinalista en Birmingham. Será una de las rivales más temidas en Wimbledon, atesorando la capacidad de eliminar a cualquiera de las favoritas.

Coco Vandeweghe en Wimbledon. Foto: zimbio
Coco Vandeweghe en Wimbledon. Foto: zimbio

La joven Kristina Mladenovic también ha introducido un matiz de especialidad sobre hierba, por su habilidad innata para volear que la sitúa como una de las mejores doblistas del mundo, y le ha hecho brillar en s-Hertogenbosch, donde fue finalista. Sabine Lisicki impone su servicio sobre el césped, y adquiere la condición de favorita en todo evento sobre dicha superficie. Así lo atesora el hecho de que llegara a ser finalista en Wimbledon 2013, y semifinalista en Wimbledon 2011.

Darán mucho de que hablar en el Grand Slam londinense, ya que la mayoría de ellos llegarán con muy buenas sensaciones de los torneos previos. El hecho de brillar en Wimbledon adquiere especial dificultad para los hombres, ya que la disputa de partidos al mejor de cinco sets reduce las posibilidades de especialistas respecto a los mejores del mundo, que tienen más tiempo para ajustarse y buscar el desgaste físico y mental de éstos.

Resulta halagüeño comprobar cómo continúan existiendo jugadores capaces de introducir novedosades en determinada fase de temporada, y que explotan al máximo sus virtudes subiendo notablemente su nivel. Wimbledon será testigo de la lucha de éstos por legitimar su modelo, y mantenerse en oposición a la corriente de homogeneización del tenis.