Nick Kyrgios llega a su torneo favorito en buen estado de forma.  El australiano comenzaba su andadura con un partido trampa, enfrentándose al checo Radek Stepanek.  Kyrgios hizo valer su papel de favorito y avanzó a la siguiente ronda tras ganar por 6-4, 6-3, 6-7 (9) y 6-1, y solo su desconcentración le impidió acabar el partido por la vía rápida.

El partido era muy complicado para tratarse de una primera ronda.  Pese a encontrarse actualmente en el puesto 121, el veterano campeón de dos Copas Davis está participando en muchos torneos esta temporada, y desplegando un nivel de juego muy alto.  Además, es todo un especialista sobre hierba y se preveía un encuentro más disputado de lo teóricamente esperable.  La estrategia de Stepanek estaba clara: romper el ritmo a su rival con constantes apariciones en la red y buscar peloteos cruzados de revés, donde cuenta con un magnífico golpe a dos manos.

En el primer set ambos contaron con opcionesEl primer parcial comenzó con Kyrgios yendo a lo suyo, muy concentrado y jugando magníficamente al saque.  Stepanek se vio un break por debajo, pero no bajó los brazos y consiguió meterse de nuevo en el set en un descuido de Nick.  Se llegó al noveno juego con 4-4, las espadas en todo lo alto y la sensación de que el primer set era vital para el desarrollo del encuentro.  Finalmente, un Kyrgios superior y con más confianza amarró dos juegos consecutivos para anotarse la primera manga por 6-4.

Kyrgios no dio opciones en el segundo parcial

El segundo set se pudo ver a un Nick Kyrgios totalmente serio, sin bajar la guardia en ningún momento y exhibiendo el nivel que necesita si quiere conseguir algo grande en este torneo.  Stepanek no contó con ninguna opción al resto, y cedió su servicio a las primeras de cambio.  Nick no cometió errores en esta ocasión, y ganó todos sus juegos de saque hasta llevarse el gato al agua por 6-3, en lo que fue un clásico set sobre hierba.

Kyrgios tenía el partido muy encarrilado, y se le puso aún más cuesta abajo al romper en el juego inicial del tercer parcial.  El australiano lo tenía todo en la mano para ganar el partido, pero con 5-4 y saque para cerrar, aparecieron los nervios.  Varios errores no forzados y algún acierto de Radek Stepanek sirvieron para igualar la manga, que se vio abocada al tie break.  Aquí, ambos tenistas contaron con multitud de opciones, y el tenista aussie llegó a contar con hasta dos bolas de partido, una de ellas al servicio.  Pero Stepanek incrementó su nivel sobremanera y, haciendo gala de los puntos de prestidigitador que le caracterizan (incluyendo una volea magistral lanzándose para cazar un passing shot), consiguió meterse en el partido ganando el desempate por 11-9.

El australiano se puso serio en el set finalSi alguien esperaba que Kyrgios se amedrentara tras ceder el tercer set, nada más lejos de la realidad.  El australiano desplegó en el parcial definitivo un nivel altísimo, aprovechando sus opciones y machacando a Radek con su poderosa derecha.  El servicio esta vez sí le funcionó, y su revés recuperó la consistencia que acostumbra para poder trabajar los puntos desde el fondo.  Un par de roturas y juegos rápidos al saque, y Nick se plantó con 5-0 arriba y todo para ganar.  Esta vez no le tembló el pulso al número 18 del mundo, que en su quinta bola de partido se llevó el set definitivo por 6-1. 

Verdugos de Nadal

Este año Kyrgios viene con mucha más presión a Wimbledon.  Ya no es un joven rookie sin nada que perder, como cuando sorprendió al mundo al derrotar a Nadal en 2014, sino que se espera de él que confirme su buena temporada y logre un gran resultado en su torneo fetiche.  En la siguiente ronda se enfrentará a otro hueso duro de roer, el extravagante Dustin Brown.  El tenista alemán de origen jamaicano es otro gran especialista en hierba, con sus golpes a cara o cruz y sus constantes subidas a la red, y también derrotó a Rafa Nadal en este mismo torneo. 

Kyrgios debe centrarse en esta edición de Wimbledon y tomarse todos los partidos en serio para hacer un buen papel, ya que por vez primera no llega al torneo como promesa, sino como realidad.  Si el australiano lograra plantarse en la segunda semana, el público ya sabe de lo que es capaz cuando se juega un partido grande en una pista central.  La confianza puede ser su mejor aliada, pero también su más temible enemiga.

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