Ninguna sorpresa esta tarde de lluvia en el Court Central, Roger Federer venció a un jugador que ocupa el puesto 772 del ránking mundial. Sin embargo, el espectáculo que dejó evidenciado el británico fue memorable. Quizás el primer set se le escapó rápido al local, teniendo en cuenta la presión que connota un marco tan imponente como lo es Wimbledon y además la amplia experiencia de su rival.

Una vez caliente la mano, Marcus Willis hizo delirar al público local con su clase de tenis. Si bien Roger Federer fue amplio dominador del marcador, el joven de 25 años disfrutó intensamente el choque y lo hizo correr de un lado al otro a su propio ídolo. La ventaja de jugar en césped, superficie donde jugó toda su corta carrera, ayudó al británico a damnificar (en términos deportivos) al suizo. Logró en muchas ocasiones desplazar al veterano de la cancha y apoderarse estratégicamente en muchos puntos

Foto: Zimbio
Foto: Zimbio

Una hora veinticinco minutos duró el encuentro. Si bien el desafío duró poco (comparado con otros partidos de Grand Slam) la joven promesa logró desgastar físicamente a una ambiciosa leyenda que busca revalidar títulos en casa.  Nueve fueron los aces de cada uno en el partido. Pero a diferencia del inglés, Roger Federer no tuvo dobles faltas (tres por parte de Willis). A eso, se le suma la cantidad de errores conceptuales atribuídos al inexperimentado Marcus, falta de profundidad en ciertos golpes o fallos tan simples como drops largos.

Tras abandonar el profesionalismo por miedo a no llegar lejos, Marcus Willis se dedicó a tener su propia escuela y dar clases. "De pequeño miraba a Federer, cumplido mi sueño de jugar con él", fueron las palabras de un digno rival. Ahora el suizo espera por el ganador entre Alexandr Dolgopolov o Daniel Evans, otro jugador nacido en Inglaterra.