Dominic Thiem sigue dando pruebas de su espectacular crecimiento.  El joven tenista de Austria dio toda una exhibición de concentración y carácter competitivo al derrotar en Wimbledon a todo un especialista de la superficie, Florian Mayer, por 7-5, 6-4 y 6-4.  El tenista alemán es célebre por su estilo de juego imprevisible, y venía en un estado de forma inmejorable tras coronarse como campeón en Halle.  Jugando de forma ofensiva y buscando la red, Mayer se antojaba un rival muy difícil para tratarse de una primera ronda.

El juego de Dominic Thiem viene demostrando ser uno de los más versátiles del circuito, ya que se adapta a todas las superficies a la perfección.  Introduciendo un par de ajustes, como una mayor proliferación de reveses cortados y una gran sensibilidad en el golpe de volea, el austríaco es capaz de competir contra cualquiera sobre hierba.  El partido se presentaba igualado, y la efectividad de Dominic al servicio fue clave para su desarrollo.

Un primer set dividido por la lluvia

El primer parcial marchaba de forma igualada hasta que la lluvia hizo su aparición.  El partido se suspendió así hasta la tarde, y los protagonistas volvieron a saltar a la cancha con la obligación de acertar en los momentos finales del set.  Fue en el undécimo juego cuando Thiem, en su segunda bola de break, aprovechó para poner la directa.  con 6-5 y saque para cerrar, al austríaco no le tembló el pulso y se apuntó el primer set por 7-5, con un juego en blanco.

La segunda manga comenzó con ambos jugadores siguiendo sus propios esquemas: Mayer buscaba acortar los puntos y aparecer en la red, y Thiem estaba encontrando un auténtico filón en su derecha invertida, que le permitió finalizar infinidad de puntos a lo largo del partido.  Con 2-2 en el marcador, Mayer no fue capaz de mantener su servicio y lo cedió en la primera bola de rotura de la que dispuso Thiem. 

Thiem no tuvo que salvar ninguna bola de break en el partidoEl número 8 del mundo vio cómo el segundo set se le ponía totalmente cuesta abajo, sobre todo en vista del impecable juego al saque que estaba exhibiendo.  Su servicio cuenta con una gran gama de direcciones y efectos, y el estilo saque-derecha que empleó le funcionó a las mil maravillas todo el encuentro.  Tanto fue así, que el alemán ni siquiera pudo disponer de opciones de rotura, y vio cómo su rival resolvió la segunda manga por 6-4 sin inmutarse.

Se llegaba al set definitivo con la incógnita de si Florian Mayer, jugador inconstante por naturaleza, se vendría abajo y entregaría el partido. Sin embargo, el tenista alemán venía con buenas sensaciones de Halle, y vendió cara su piel.  Los juegos de saque avanzaban parejos, pero la sensación de que en algún momento Thiem daría el golpe decisivo era manifiesta.  Efectivamente, con 3-3 en el marcador Florian Mayer salvó dos bolas de break en contra, pero a la tercera fue la vencida y el camino a la siguiente ronda quedó despejado para el austríaco. 

La madurez de Thiem puede llevarle a conseguir algo grande

Quedaba por ver si a Thiem no le temblaba el pulso en el momento decisivo a causa de su juventud, como ya le ocurrió a Kyrgios el día anterior, pero el número ocho parece estar hecho de otra pasta en lo que al plano mental se refiere, y resolvió el partido sin contemplaciones cerrando el tercer set por 6-4. Thiem sigue sorprendiendo por su inexplicable madurez y fortaleza mental dentro de la pista, lo que unido a su indiscutible calidad tenística puede llevarle a conseguir algo importante en este Wimbledon 2016, y consagrarse como una de las alternativas a los grandes dominadores del circuito.