La hierba no es lugar para Nicolás. Es muy loable el esfuerzo del murciano por mejorar en todas superficies, y más en un momento complicado de su carrera profesional como es en el que lleva sumido más de un año. La lesión que le mantuvo prácticamente en el dique seco durante 2014, aún pesa en el español, cuya progresión es lenta pero inexorable.

Nada se esperaba de Nico en Wimbledon, por lo que le hecho de haber ganado un partido ya puede considerarse un éxito. Intentó encontrar argumentos para sentirse cómodo pero se nota en la manera de desplazarse que el césped no es su hábitat natural. Todo lo contrario que su rival y verdugo, Denis Istomin, cuyo tenis fluye libre cual manantial de agua cuando el circuito se desplaza a pistas de hierba.

Almagro tuvo pocas opciones

El uzbeko es consciente de que éste es su terreno y actuó con total concentración y confianza. El título cosechado en Eastbourne el pasado año, muestra a las claras las posibilidades de Denis para hacerlo bien en esta superficie, y quiere resarcirse de su derrota en primera ronda de Wimbledon el pasado año.

Denis Istomin en 2016. Foto: zimbio
Denis Istomin en 2016. Foto: zimbio

Ya está en tercera, auspiciado en un elevado porcentaje de primeros saques, con diez servicios directos incluidos. Ganando la pista con recurrencia y flexionando bien, Istomin fue muy incisivo y no cometió excesivos errores, sabiendo elegir los momentos propicios para lanzarse hacia la red. Los 34 golpes ganadores por tan solo 18 errores no forzados muestran a las claras el excelso nivel del uzbeko.

El rival de Istomin en tercera ronda será David Goffin

Almagro no tuvo ninguna opción en el primer set, donde ni siquiera llegó a forzar una bola de break. Se agarró a la pista en el segundo y tuvo algunas oportunidades para equilibrar el partido, pero el servicio acudió al rescate de Istomin cuando parecía que Almagro podía cambiar la tendencia del encuentro, siendo la tercera manga un paseo militar.