Admirable actitud y gran juego...pero derrota. De esta forma se puede resumir lo acaecido en una abarrotada pista seis del All England Tennis Club, donde la expectación era máxima para ver el duelo entre la encorajinada española y uno de los diamantes en bruto del circuito femenino. Y es que Daria Kasatkina está dando mucho de qué hablar en los últimos meses, y a buen seguro lo hará durante muchos años, no solo por su gran juego sino por su carácter ganador.

Tuvo que sacarlo a relucir para vencer a una Arruabarrena que suele ofrecer una buena imagen en Wimbledon, pero que no acaba de romper la barrera de la segunda ronda en un Grand Slam. Algo anclada en su progresión, la donostiarra ha de ver el vaso medio lleno, y ser consciente de que luchó hasta el final con una tenista superior a ella, en estos momentos.

Lara fue de más a menos

La española jugó realmente bien, incluso por encima de sus posibilidades, y más sobre hierba. Era consciente de que necesitaba un tenis imperial para poder poner en aprietos a Kasatkina. Y lo hizo. En un memorable primer set en el que hubo numerosas alternativas en el marcador, la española llegó a tener bolas de set en un tiebreak no apto para cardíacos.

Daria Kasatkina en 2016. Foto: zimbio
Daria Kasatkina en 2016. Foto: zimbio

Arruabarrena se vino abajo física y mentalmente en el segundo setSin embargo, Kasatkina puso de manifiesto el aura ganadora que ya le ha permitido brillar en Copa Federación y en algunos de los torneos más notables del circuito WTA, plantando cara a jugadoras de mejor ránking que ella. A sus 19 años, la rusa no se precipitó en los momentos cumbre, y se llevó esos puntos que decantan la balanza de uno u otro lado.

Le pasó factura a nivel físico y, sobre todo, mental la derrota en el primer set a Lara. La donostiarra se desinfló en el segundo set, donde ni siquiera pudo tener alguna oportunidad de break. Kasatkina no bajó el pistón ni un ápice y demostró estar preparada para cotas de éxitos muy elevadas. Su siguiente rival será la ganadora del duelo entre Venus Williams y la griega Sakkari.