El día se presentaba despejado en Londres. Las nubes hacían acto de presencia, pero no amenazaban con descargar la lluvia habitual a lo largo del torneo. Los tenistas tenían una difícil papeleta por las constantes interrupciones de sus partidos por lo que miraban al cielo pidiendo lluvia o sol, pero no chubascos. Al mismo cielo miró Mahut antes de saltar a la hierba londinense, igual que miró los vídeos de la última victoria de su rival, Sam Querrey. El tenista estadounidense llegaba crecido después de ganar al número uno del mundo y vigente campeón del torneo, Novak Djokovic. La lluvia se pudo convertir en su peor aliado porque estuvo apunto de permitir la reacción del serbio, pero la meteorología no le quitó lo que buscó en la pista. Sam, un chico loco por el tenis y aficionado al baloncesto, miraba al cielo de Londres con un brillo diferente en los ojos, el brillo del que sabe que puede llegar lejos.

De blanco impoluto, como marcan las normas, saltaron los dos tenistas a la pista con los sueños puestos en los cuartos de final, pero la mente en octavos. Sam Querrey hizo gala de su juego destructivo, servicios potentes y cerrar los puntos rápidos, sin dar oportunidad al rival de pelotear y ver su debilidad en el juego de piernas. Mahut, que encuentra en la hierba su mejor superficie, se aferraba a su juego directo para seguir disfrutando de su superficie predilecta. El primer set lo cerró la sensación del torneo por 6-4. El segundo estuvo más igualado y Querrey, más intenso, cometió menos errores en el tie break y se puso dos a cero. Mahut sabía que lo iba a tener muy difícil, pero mientras hubo oportunidad lo siguió intentando, pero enfrente tenía un tenista que no quería despertar de su sueño y, en estado de gracia, cerró el duelo en tres sets. La sensación estadounidense seguirá su camino enfrentándose a Raonic.

El cielo se fue cubriendo cada vez más y la amenaza de lluvia era una realidad cuando Pouille y Tomic comenzaron el intercambio de golpes. El francés es uno de esos tenistas que no se les esperan, pero siempre llegan lejos en las grandes ocasiones. El cuadro sonrió al galo y este no desaprovechó sus oportunidades para llegar a donde, por juego, debe estar. Su rival era Tomic, el tenista australiano había ido de menos a más y era el favorito para sellar el billete a los cuartos de final. Con coraje sacó adelante el primer set, moviendo de un lado a otro a Tomic y alargando los puntos hasta que fallase su rival. El revés de Tomic estaba siendo su talón de Aquiles y Pouille le atacaba siempre a su lado malo. Tomic aprovechó los errores desde el fondo del francés para darle la vuelta al partido y ponerse dos sets a uno por delante. En el cuarto sets los errores los cometió el australiano y el partido se fue al quinto y definitivo sets. Aquí los dos tenistas tenían tantas ganas de pasar como miedo a perder lo que hacía que los restos fuesen agresivos, pero los servicios muy potentes, lo que dificultaba la rotura con los errores no forzados propios de la agresividad. De nuevo dos errores puntuales fueron aprovechados por el galo para hacer una rotura y cerrar el partido. Pouille sigue soñando y abandera a los tenistas de segunda línea en el torneo. El héroe de los mortales espera rival entre Vesely y Berdych