Atravesando un desierto de juego y resultados, se ha encontrado con un oasis. Así se puede describir la situación de Daniel Gimeno-Traver, apeado del top-100 por su mala racha en 2016 y despojado de la confianza que le llevó a ser un jugador competitivo en grandes eventos. Ha tenido que recurrir al circuito Challenger para intentar coger ritmo y tendencia ganadora, pero una alegría ha llegado en el momento y el lugar menos sospechado.

Y es que una victoria en un ATP 500 frente a un jugador como Benoit Paire, no es cuestión baladí. El galo es conocido por sus notables altibajos emocionales, pero nada hacía presagiar que se viera superado por un muy fino Gimeno-Traver. El valenciano logró una victoria contra todo pronóstico que le devuelve confianza, y le permite optar a cotas de éxito notables en el torneo germano.

Paire estuvo negado en momentos importante

Los altibajos se sucedieron por ambos bandos y a lo largo de todo el partido, dando lugar a un espectáculo francamente mejorable. Paire era muy agresiva con su revés y no parecía mentalmente preparado para aceptar que Gimeno-Traver pudiera jugarle de tú a tú, no solo aguantando sus embestidas, sino obligándole a correr.

El francés se desesperó y no supo aceptar el devenir igualado del encuentro

Las variaciones del francés con la dejada fueron abusivas y a destiempo, y eligió muy mal sus golpes en los momentos cumbre. Prueba de ello son las catorce bolas de break desaprovechadas por Benoit, que fueron un lastre en su cabeza a la hora de arremangarse para superar un partido enfangado. Gimeno-Traver jugó a lo que sabe; variaciones de altura, mucho peloteo e intentos de desesperar al rival.

Lo consiguió, logrando así un triunfo que podría suponer un punto de inflexión para él esta temporada. Si pudiera dar continuidad a esta victoria y firmar un buen resultado en un torneo ATP 500 como Hamburgo, estaría en disposición de regresar al top-100, objetivo ineludible para un tenista como él.