Llegan en situaciones muy distintas, pero comparten un mismo anhelo y objetivo: el título en Bastad. Conscientes de su potencial sobre tierra batida y del vacío de jugadores de referencia en el cuadro del torneo, a excepción de David Ferrer, ven en Bastad la oportunidad de dar brillo a su temporada y lograr un título que en el caso del catalán supondría el primero en su palmarés, y en el de Verdasco devolvería la ilusión al madrileño, algo exhausto mentalmente y lejos de su mejor nivel.
Ramos sujeta la rebelión canaria
Roberto Carballés-Baena está en un gran momento de forma, y lo demostró cuajando un excepcional partido ante uno de los tenistas más en racha del circuito. Ramos llega lanzado tras sus actuaciones en Roland Garros y Wimbledon, y quiere aprovechar que el polvo de ladrillo es su terreno.
Se vio inmerso en un apasionante duelo en el que el tinerfeño le jugó de tú a tú, y obligó al de Mataró a ponerse el mono de trabajo. El tiebreak con el que se resolvió la primera manga fue crucial en el devenir del partido, ya que supuso un duro castigo a nivel mental para Carballés-Baena, perderlo por cuestión de detalles tras mucho esfuerzo invertido para llegar hasta ahí. El resultado final fue de 7-6 (5) 6-3, con una segunda manga en la que Ramos dominó más y jugó metido en pista. Su siguiente rival saldrá del duelo que disputen Andrea Arnaboldi y Eugeny Donskoy.
Verdasco muestra su lado más estable
El madrileño se sabía superior desde el inicio y maximizó su condición de zurdo, jugando con su drive muy liftado y abriendo la pista sin precipitarse. Montañés no tuvo la frescura de piernas necesaria para poder tomar la iniciativa, y vio cómo el partido se le escapaba en un maratoniano séptimo juego, donde Verdasco hizo el break.
A partir de ese momento, la resistencia del de Sant Carles de la Rápita se desmoronó como un castillo de naipes, y puso en bandeja el triunfo a un Verdasco muy sólido y sin apenas cometer errores. Buscará las semifinales ante Facundo Bagnis, que dio la sorpresa al eliminar a Granollers.