Nada es eterno, ni siquiera David Ferrer. La regularidad y coraje hecha tenista se diluye cual azucarillo en café en un fatídico 2016 para sus intereses. El alicantino navega a la deriva en el turbulento mar del tenis profesional, carente de recursos, inseguro con su raqueta y hastiado mentalmente al no encontrar la motivación ni los argumentos necesarios para revertir la situación. Ante este panorama, no sorprende un triunfo que hace apenas un año habría sido una bomba informativa en el panorama tenístico: Albert Ramos ganando a Ferrer sobre tierra batida en unas semifinales.

Todo cambia en poco tiempo, y actualmente Ramos es un jugador henchido de confianza, que se ve con opciones de alcanzar cualquier meta. Estará en Río de Janeiro gracias a sus brillantes cuartos de final en Roland Garros, que queda demostrado que no fueron una casualidad. Ganó dos partidos en Wimbledon y está a tan solo uno de inaugurar su palmarés. Madurez a los 28 años, y lo que puede sorprender más...un futuro esplendoroso, al menos a corto plazo.

Ganó el mejor

Estilos muy similares, repletos de coraje, de meter siempre una bola más y buscar la iniciativa sin obsesionarse y trabajando bien el punto. Fue un duelo de poder a poder definido por detalles; el clásico partido meritorio de un jugador inferior al otro, que le aguanta el tirón hasta que llegan los momentos cumbre, donde el favorito hace valer su condición.

Ramos remontó desventajas de break en los dos sets

Sin embargo, la diferencia radica en que en esta ocasión, ganó el jugador con peor ránking y el que, teóricamente, debería haber perdido. Pero el ránking aún no muestra la situación real sobre la pista, que Ramos se encargó de demostrar a base de tesón, garra, orgullo y muy buen juego. Nadó a contracorriente en los dos sets y acabó venciendo en ambos, aprovechando la escabechina mental que atormenta a un Ferrer que no se merece este castigo.

Si el alicantino no encuentra soluciones rápidamente, no ya para ganar, sino al menos para volver a disfrutar de este deporte, no es descabellado pensar en una eventual retirada a pocos meses vista. Albert metió muchos primeros servicios y dominó con el drive, jugando con altura, cambiando el ritmo con dejadas y animándose en todo momento. Habrá de jugar a este nivel si quiere derrotar a Verdasco y poner la guinda a un verano espectacular. Está en sus manos.