Lo interminable para tener ya un fin. Las nubes que se han cernido a las montañas que circundan el valle alpino en que se enclava Gstaad, imposibilitaron la actividad tenística durante casi tres días de la semana. Las jugadoras se han visto obligadas a un esfuerzo titánico, en el que han tenido que jugar a veces dos partidos en el mismo día. A más de 1.000 metros de altitud y con un público apasionado con sus jugadoras, Gstaad ya tiene las finalistas que se batirán por el título.

Bertens impone su juego en la altitud

Es una de las jugadoras del año, y se ha reencontrado con su mejor versión al albur de la tierra batida. La flamante semifinalista de Roland Garros impuso su tenis variado y eléctrico apoyada en un buena movilidad y aprovechamiento de los errores de su rival. Fue un duelo errático, en el que ambas contendientes parecieron cansadas tras el esfuerzo titánico de los últimos días, entre el que se cuenta el hecho de haber jugado sus respectivos partidos de cuartos de final unas horas antes.

La holandesa cometió ocho dobles faltas pero estuvo muy fuerte mentalmente

Bacsinszky buscó peloteos largos y variedad de alturas y efectos, mientras que Bertens apostó por buscar continuamente el drive de la helvética para tomar la iniciativa. Este enfrentamiento ya se produjo en París y también se saldó con victoria para la holandesa, lo que demuestra el gran planteamiento de la holandesa. 7-5 7-6 (1)  fue el resultado final.

Golubic corta el sueño adolescente

Inesperada semifinal y apasionante para los aficionados locales, al ver frente a frente a la gran revelación del verano: Rebeka Masarova. La jovencísima jugadora suiza de 16 años recibió una wildcard para disputar el torneo, tras proclamarse campeona junior de Roland Garros, y le ha sacado partido al presentarse en semifinales eliminado a tenistas como Jankovic o Kontaveitt.

Masarova no pudo culminar su hazaña

No pudo culminar la hazaña, ya que Golubic hizo un partido muy serio y aprovechó desgaste físico de una jugadora aún en formación. 6-3 6-2 fue el resultado final de un partido con sabor agridulce para el público alpino.