Aman el tenis sobre todas las cosas, y más cuando se trata de defender a la albiceleste. Son gente apasionada, gente que se deja la piel por el honor personal y nacional, y eso en una Copa Davis tiene mucho peso. Independientemente de la calidad de los jugadores, Argentina aporta un color especial a esta competición, y al albur de especialistas sobre tierra batida como Federico Delbonis, clásicos como Juan Mónaco y un Juan Martín Del Potro resucitado, los latinoamericanos están en semifinales.

Nunca es fácil enfrentarse a Italia en su península, pero el albero benefició sobremanera a un equipo con mayúsculas aspiraciones y repleto de energía positiva. Los errores no han sido más que acicates para hacerlo mejor, mientras que en el caso de los italianos, han supuesto berrinches poco constructivos y un coraje mal canalizado. Delbonis puso la guinda a un fin de semana casi perfecto, y lo hizo con total merecimiento.

Delbonis maximizó sus virtudes y los defectos de Fabio

Se preveía un partido farragoso, repleto de intercambios de fondo de pista y alternativas en el marcador. La igualdad fue la tónica general de un encuentro apasionante, en el que Delbonis jugó con mucha altura con su drive hacia el revés del italiano, y varió mucho y muy bien con dejadas. Fognini atravesó lagunas y cordilleras en lo que se refiere a su mentalidad.

Federico Delbonis en Copa Davis. Foto: daviscup.com
Federico Delbonis en Copa Davis. Foto: daviscup.com

La clave del encuentro radicó en la falta de aprovechamiento de bolas de break del italiano, así como en la imposibilidad para certificar su progresiva mejora. Entregó los dos primeros sets pero no se vino abajo en ningún momento, y aprovechó una cierta apatía de Delbonis en el tercer parcial. Todo indicaba que se podría llegar al quinto, al caminar Fognini con break arriba y llegar a servir para ganar la cuarta manga.

Fabio Fognini en Copa Davis. Foto: daviscup.com
Fabio Fognini en Copa Davis. Foto: daviscup.com

Se le arrugó el brazo y Delbonis no regaló nada, encadenando cuatro juegos consecutivos sencillamente espléndidos, y cerrando el partido y la eliminatoria por la puerta grande. Insuflo de moral y orgullo patrio para la albiceleste, que parece estar en disposición de regresar a la gloria que tanto se le resiste en los últimos lustros.