Ganar para olvidar, ganar para escapar del ruido mediático y ajeno al deporte que circula en torno a él en los últimos meses. Feliciano López no parece especialmente entusiasmado con este tramo de temporada, haciendo gala de una actitud muy poco constructiva en pista, prolífica en improperios contra sí mismo y pesimismo constante. No es fácil salir adelante así si no se cuenta con la complicidad del rival; lo hizo en Copa Davis gracias al nivel muy mejorable de Marius Copil, y lo ha vuelto a hacer en Gstaad.

Jan Mertl es un jugador que nunca debería haberle hecho diez juegos a un tenista como Feliciano, pero el toledano reaccionó a tiempo y salvó un partido en el que jugó realmente mal. Primer cabeza de serie en Gstaad, el español tiene ante sí una oportunidad única para ganar un torneo sobre tierra batida, algo que aún no ha logrado en su carrera y que lleva tiempo buscando con ansia. Ya está en cuartos de final por lo que le quedan tres envites más.

Feliciano, a punto de atraparse

Se sabía superior y eso hizo que cada error lo considerara una ofensa hacia sí mismo. Feli no salió dispuesto a jugar con intensidad y resolver el partido por la vía rápida, sino que parece cómodo dando muestras de su carácter arisco y sufriendo su falta de estabilidad mental. 

Mertl recogió el guante y se vació, jugando a buen nivel y aguantando el pulso. Feliciano desperdició cuatro bolas de break en el primer set tras un intercambio de roturas, y tuvo que recurrir a la muerte súbita para resolver la primera manga. Lo hizo amparado en el saque y los errores de Mertl en los momentos cumbre.

Eso tranquilizó un poco al español, que sacó con alto porcentaje de primeros y supo esperar la debilidad al saque de Mertl. El checo intentó resistir, pero cayó como fruta madura. Feliciano tomó ventaja y ya no la dejó escapar hasta final de partido, certificando una victoria que le lleva a cuartos de final. Elías Ymer será su rival, tras protagonizar una remontada histórica ante Kravchuk.