Miembros de honor de esa nutrida y talentosa segunda línea del tenis mundial, capaz de plantar cara a los mejores y llevar a cabo alguna escaramuza que les dé réditos notables. Isner y Tomic están en un territorio propicio para su tenis, donde pueden aprovechar el vacío de favoritos y su buena aclimatación al estío norteamericano y las pistas duras, para alcanzar un resultado de relumbrón que dé brillo a sus grises temporadas. Comenzaron el desafío con buen pie.

Tomic se puso el mono de trabajo

Sigue sin eclosionar, quedándose en el "casi" y despertando suspicacias con su actitud y movilidad sobre la pista y fuera de ellas. Bernard parecía llamado a la élite y ahora se antoja inviable que pueda alcanzar la cúspide del tenis mundial mientras continúen los mejores en liza. Sin embargo, un jugador tan irregular y talentoso puede darse un homenaje si todos los factores coinciden en la misma semana.

No hizo un gran encuentro ante Alejandro González, colombiano procedente de la fase previa, pero tuvo la sangre fría para rendir a un alto nivel en los momentos cumbre. 6-4 7-6 (1) fue el resultado del partido en favor del australiano, cuyo siguiente rival será el canadiense Steven Diez, en lo que parece una oportunidad propicia para Tomic de avanzar.

Isner se reencuentra consigo mismo

Fue un duro golpe para el de Greensboro perder el cuarto punto de la Copa Davis, como también lo fue no poder rendir a su mejor nivel en Washington. Esta fase de temporada es la más prolífica para Isner, y se sobrepuso a un inicio aterrador ante Dudi Sela. 

Y es que el israelí aprovechó la lentitud de piernas y pose cabizbajo de Isner en la primera manga, que encontró el camino gracias a la mejora de sus prestaciones al servicio. Acabó con quince saques directos que llevaron a ganar por 4-6 6-3 6-2, y citarse con Ryan Harrison en segunda ronda.