Siempre a la sombra del maestro, anhelando dar ese salto cualitativo que le permitiera alcanzar la gloria. Wawrinka lo consiguió, tal y como atestiguan los dos Grand Slam que brillan con luz propia en su palmarés, pero el suizo quiere más. Su ambición no tiene límites y el hecho de no poder revalidar su título de Roland Garros tras una temporada sobre tierra batia muy mejorable, parece haber espoleado al de Lausana.

Trabajar en verano puede ser un paraíso o una odisea, y Stan parece decantarse por lo primero. Cuando muchos descansan tras los intensos meses precedentes y afilan armas de cara a los Juegos Olímpicos, el helvético ha detectado una oportunidad para sumar puntos, poner cerco al top-3 y sumar un nuevo título a su palmarés. Toronto parece el territorio ideal para ello.

No hubo color ante Anderson

El sudafricano llegaba en tendencia positiva, recuperando el nivel alcanzado en 2015 y que le catapultó al top-10. Las molestias físicas parecen superadas y, lo que es más importante, las inseguridades derivadas de las mismas. Pero Anderson aún está lejos del nivel requerido para ganar a los mejores del mundo. Wawrinka se encargó de demostrarlo con 73 minutos de tenis de gran calidad.

Tremendamente acertado al servicio, golpeando con tanta potencia como margen de error y sacando constantemente al sudafricano de su zona de confort. Así jugó el número cinco del mundo, a lo que sumó un alto porcentaje de primeros saques que neutralizó cualquier intento de rebelión al resto de Anderson. El primer set se cerró sin que el sudafricano tuviera una sola pelota de break.

Anderson desperdició dos bolas de break en la segunda manga

Wawrinka bajó algo la intensidad y el acierto en la segunda manga, y eso permitió a Kevin tomar la iniciativa y entrar en pista con su servicio. Llegó a tener dos bolas de break, pero en el octavo juego,  Stan hizo el break que a la postre fue definitivo, y le permitió cerrar el partido en dos mangas y con la satisfacción del deber bien hecho. Su rival en semifinales saldrá del duelo que disputan Nishikori y Dimitrov.