La especialización tiene su premio y los Juegos Olímpicos se erigen en la fiel prueba de ello. Son muchos los jugadores que renuncian a los focos de atención mediática del singles para dar rienda suelta a su habilidad de saque, volea y lectura de juego en el dobles. Algunas parejas son eternas, como las de los Bryan mientras que otros experimentan historias de amor y desamor constantes, pero cada cuatro años una bandera y un objetivo les une.

Y es que aunque no jueguen juntos habitualmente, la posibilidad de asociarse en pos de una medalla olímpica resulta muy suculenta. Existen numerosas parejas que parten con muchas opciones de medalla en el dobles aunque no estén arropadas de un equipo nacional amplio, por lo que se erigen en pioneros y baluarte de su país. Éstos son algunos de los más destacados.

Dobles masculino

Dos clásicos de la modalidad de dobles jugarán juntos por Australia intentando hacer olvidar a Lleyton Hewitt, cuya figura es muy alargada. Chris Guccione y John Peers no suelen disputar torneos ATP juntos, pero si son capaces de amoldarse el uno al otro pueden dar una alegría a los aussies. Caso muy similar es el de Oliver Marach y Alexander Peya, que con la vista puesta en Río de Janeiro, han jugado varios torneos juntos dando buenas sensaciones.

Marach y Peya en Copa Davis. Foto: daviscup.com
Marach y Peya en Copa Davis. Foto: daviscup.com

Mirny hará pareja, a sus 39 años, con Bury, 74 del ránking de dobles

Los veteranos brillan con luz propia, generando un sentimiento de simpatía en los aficionados. Uno de los casos más palmarios es el de Max Mirny, que a sus 39 años disputará otros Juegos Olímpicos, después de haber sido oro en Londres 2012 junto a Azarenka, en el dobles mixtos y abanderado en la ceremonia de inauguración. Leander Paes es otro de los "abuelos" del circuito, y se volverá a asociar con Rohan Boppana. Fue bronce en Atlanta 1996 pero en el cuadro de individuales, e intentará plasmar su talento innato en el dobles junto a otro especialista, en aras de cosechar una medalla para su país, donde ambos son héroes nacionales.

Polonia y Rumanía también podrán contar con parejas de muy alto nivel y que opten a obtener medalla. Kubot y Matkowski son una pareja consolidada en el circuito ATP, y parten en el grupo de favoritos para hacerlo bien en Brasil. En el caso de Rumanía, Mergea y Tecau no suelen competir juntos, aunque en este 2016 sí lo han hecho con más frecuencia obteniendo buenos resultados. Llegarán con confianza tras ganar el punto del dobles a España en la Copa Davis.

Mergea y Tecau en Copa Davis. Foto: daviscup.com
Mergea y Tecau en Copa Davis. Foto: daviscup.com

Dobles femenino

El torneo parece estar menos abierto, debido al dominio de parejas nacionales consolidadas como la que forman García y Mladenovic, Vesnina y Makarova o Hlavackova y Hradecka. Sin embargo, en unos Juegos Olímpicos siempre hay lugar para las sorpresas. Hay parejas ilusionantes como la que formará Martina Hingis con Belinda Bencic y Sania Mirza con Thombare. Tanto Hingis como Mirza son las mejores del mundo en esta modalidad, e intentarán hallar la complicidad que tienen ambas juntas, con sus respectivas parejas.

Hingis y Bencic en 2016. Foto: wtatennis.com
Hingis y Bencic en 2016. Foto: wtatennis.com

Kazajstán, Rumanía y Eslovaquia también cuenta con dualidades que aspiran a hacerlo bien y dar la campanada. En el primer caso, la especialista Yaroslava Shvedova habrá de tirar del carro para implicar en la causa a Galina Voskoeba. Las rumanas podrían tener serias opciones de medalla, ya que presentan una pareja (Begu y Niculescu) con jugadoras que se complementan a la perfección, supliendo con sus virtudes los defectos de la otra. En el caso de las eslovacas, Schmiedlova y Cibulkova podrían ser realmente aguerridas, y tan solo con su carácter ya prometen emociones fuertes.

Todas estas parejas intentarán luchar contra la supremacía de las naciones más representadas en Río de Janeiro, como son Estados Unidos, Francia, España, Italia o Alemania, con equipos sólidos en todas disciplinas. La emoción está servida.