Era una Semifinal de reivindicaciones, una Semifinal de dos tíos que querían volver a dar el do de pecho para demostrar que no estaban aquí por casualidad. Del Potro fue el primero en jugar, consiguiendo un break importantísimo para empezar el primer juego del partido, dando una lección de solidez y de carácter. Nadal no pudo defenderse porque, aunque había empezado bien el choque, su rival estaba acertando milimétricamente cada golpe.

Del Potro estaba que se salía, marcando el ritmo del partido con tres aces consecutivos que, posteriormente, haría buenos para completar un juego en blanco que era su carta de presentación, su manera de decir “aquí estoy, ven a por mí”. Su potencia de saque la daba alas al argentino, que obligaba a Nadal a defenderse con uñas y dientes.  

El manacorí consiguió encadenar un juego en blanco a su favor, pero Del Potro seguía comodísimo con su saque, consiguiendo ser más agresivo y tirando mucho de golpeos con su derecha. Nadal intentaba animarse con esos ya archiconocidos “vamos”, consiguiendo sorprender a su rival para colocarse a un solo juego y sobreponerse a un duro inicio (3-2).

Un break como paso al frente

Sin embargo, el español fue capaz de empatar con un espectacular break. Nadal no sólo rompía el saque de su rival, sino que además fue capaz de hacerlo con un juego en blanco. Los errores no forzados estaban siendo vitales para que el mallorquín sobreviviera. Un break le dio a Nadal algo más de ánimo Rafa obligaba a Del Potro a correr, lo cansaba y lo sacó un poco del partido. El sudamericano no estaba contento y eso se notaba, estaba cometiendo muchos errores y eso era oro. Nadal se puso por delante por primera vez en el choque tras dos juegos consecutivos tremendamente buenos, sabiendo dosificarse tanto física como mentalmente.

Del Potro recuperaba terreno; el tenista de Tandil le devolvía la moneda a Nadal con otro juego en blanco, pero el español ya estaba donde quería y no se amilanaba. Cuando le tocaba sacar, Nadal seguía marcando distancias y ponía una marcha más para marcar territorio (4-5). La realidad era que el argentino se había recuperado mentalmente para la causa. Su saque era demoledor, aunque Rafa le castigaba algún despiste.  

Rafa calcula y vuelve a romper

Nadal tenía que aguantar, porque con el empate a cinco en el marcador, un break de Del Potro podría meterle en problemas. El final del set aparecía en el horizonte y Rafa fue capaz de defenderse con contundencia y ponerse por delante. Sólo le quedaba un juego para adjudicarse la primera manga, pero el saque de Del Potro convertía esa misión en una quimera. Evitar el tie-break sería una buena manera de enseñar los dientes; primero porque cerraría el set sin disputar la exhausta muerte súbita y, segundo, porque otro break sería otro jarro de agua fría para el argentino en este momento del partido.

Los primeros saques del sudamericano fueron bien respondidos por Nadal, que controlaba a la perfección a su rival. Poco a poco, le fue devolviendo golpes y Del Potro empezó a dudar. Los saques ya no entraban a la primera, ya no eran tan certeros y el de Mallorca apretó; Nadal arriesgó durante el juego y se llevó el set con maestría, sabiendo controlar sus emociones y sus esfuerzos para no sucumbir a los derechazos de su rival (7-5).

Del Potro renace

Era momento de darle la puntilla a Del Potro, era momento de castigarle y aprovechar la apatía de su mirada tras ver cómo se le escapaba el primer set, pero la derecha del argentino seguía siendo su principal arma. Eso le llevó a intentar hacer daño a Rafa, a intentar que corriese mucho, pero no tenía la continuidad suficiente como para terminar de romperle el saque al manacorí. Rafa se movía mucho, se desgastaba, pero sabiendo lo que hacía en cada momento del partido para poder continuar con su buen tenis.

El albiceleste no tuvo miedo ni se paró a pensar en más cosas que en su saque, consiguiendo que Nadal diese un paso atrás para endosarle otro juego en blanco. Con ese espaldarazo, El argentino empezó a martillear a Nadal para marcar su territorio Del Potro cogió mejores sensaciones y empezó a disputar sus restos con más concentración. Rafa tenía que responder si no quería que le rompiesen el saque, pero no pudo con un Del Potro que volvió a utilizar su derecha para meterse de lleno en el partido (2-1).

Ahora le tocaba sacar de nuevo y con muchos argentinos en la Pista Central del Centro Olímpico de Tenis todo era más fácil. Nadal empezó a fallar y Del Potro se puso dos juegos por delante para continuar con su buen hacer en esta segunda manga. El guion cambiaba.  Aunque Rafa consiguió hacer bueno su saque, otra vez el de Tandil le iba a destrozar con su saque; con un juego en blanco, cañonazo a cañonazo, Del Potro hacía efectiva su recuperación.

Nadal, contra las cuerdas

Nadal podía sentir el aliento de su rival, podía sentir como Del Potro le apretaba como si de una esponja se tratase. Los errores le contrariaban, le decían que algo no terminaba de ir bien. El de Manacor ganó su saque, pero el argentino martilleaba de forma espectacular y no había manera de quitárselo de encima. Rafa necesitaba un break que le diese vida, pero no podía meterle mano a su rival cuando éste sacaba (5-3).

El argentino apuraba para cerrar el set y arriesgaba mucho con esa derecha que estaba siendo el quebradero de cabeza de su rival. Rafa aguantó como un jabato para llegar a un juego decisivo donde Del Potro podía apuntar el empate en el global sacando. Sin embargo, el argentino no estaba certero en sus primeros saques, pero los errores de Nadal le castigaron muchísimo hasta el punto de perder el set (6-4).

La fé de Nadal le hace crecer

Rafa necesitaba volver a enseñar las garras, necesitaba varios golpes certeros y conseguir que Del Potro diese un paso atrás. En el inicio de la tercera manga, el español hizo una buena entrada en escena para dejar patente que no iba a rendirse. Cada vez que sacase Del Potro iba a ser un sufrimiento, pero Nadal peleaba muy duro y con mucha confianza para sobreponerse al cañón que tenía enfrente. La personalidad del manacorí sobresalía por encima de todo, pero el envite estaba siendo una guerra sin concesiones.

Toda esa valentía no sirvió para colocar distancias, los drives del argentino y sus sensacionales saques eran una losa muy grande con la que pelear. Eso sí, el nivel tenístico de ambos jugadores comenzó a subir de forma notable dadas las circunstancias del choque, pero sería Nadal el que tomaría la palabra con esa capacidad de saber manejar situaciones muy al límite con esa pasión que recorre sus venas y que tanta devoción arrastra.

Igualdad máxima

En esta manga, Rafa se estaba manejando mejor ante los saques de Del Potro porque éste no terminaba de encontrarse cómodo. Su derecha funcionaba pero no con tanta efectividad, aunque eso le valía para seguir a su rival y continuar con su persecución. Cada punto era sudor y lágrimas, ninguno regalaba ni medio milímetro y el sufrimiento se hacía patente. Del Potro tuvo dos oportunidades de break con un empate a dos en el marcador, pero Nadal se repuso seleccionado sus opciones en cada instante cuando su billete a la final se tambaleaba de forma bastante clara. El mallorquín necesitaba levantarse de esta manera y lo consiguió (2-3).

Sin embargo, Del Potro aguantaba el tipo como sabía, utilizando su potencia como arma principal para seguir consiguiendo que Rafa recorriese más distancia. Los kilómetros en las piernas del español seguían acumulándose, pero, de momento, eso no se notaba demasiado en su lenguaje corporal. El argentino empató de nuevo el set aunque seguía sin estar con la misma efectividad del segundo acto. Todo iba encaminado a un intercambio de golpes que se resolvería con un final apretadísimo y con el nerviosismo por las nubes.

Rafa Nadal no conoce límites

Las alarmas se encendieron para Nadal; Del Potro se encontró con tres bolas de break importantísimas. Rafa había fallado demasiado y el argentino sonreía. Necesitaba un milagro para cambiar la historia de este juego y no pudo con ello. Nadal levantó dos juegos en contra cuando Del Potro tenía el partido en su mano para demostrar que es un extraterrestre El argentino se ponía con un juego más y servía para ganar el partido. Era el todo o nada para el mallorquín y los errores aparecieron en el peor momento del partido. Por un momento, Rafa se hizo humano después de días maratonianos y de mucho cansancio. Del Potro tenía el encuentro en su raqueta.

Pero rápidamente Nadal restó de forma increíble el servicio más potente del partido para mandarle un mensaje a Del Potro. El argentino no se lo creía, aunque otro resto sensacional le daba un 0-30 y aire. Rafa volvió a convertirse en Dios, devolvió cada golpe, cada servicio como si le fuera la vida en ello. Del Potro dio un paso atrás. El español se convirtió en un torbellino de emociones y con un passing shot divino empató el partido a cinco juegos cuando nadie daba ya un duro por el tenista español.

Aun así, Del Potro volvió a conseguir tres bolas de break tras recuperarse mentalmente de lo sucedido en el juego anterior. El argentino no se venía debajo de ninguna manera y se colocaba con todo a favor una vez más. Y ahí, cuando la marea empujaba a Nadal a una muerte segura, se anotó cinco puntos consecutivos para darle la vuelta a todo y ponerse por delante, para demostrar que no se rendirá jamás.

Juan Martín tenía que igualar para ir al tie-break y lo consiguió con un juego en blanco que abría el final de un partido de película. 

Y Del Potro pudo más

Ya en la muerte súbita, Nadal erró y el argentino se puso 3-0 aprovechando dos de sus saques. El español no había estado demasiado certero y lo pagó caro, pero era evidente que no quería tirar la toalla para buscar otro milagro. El manacorí aprobó con nota sus dos servicios para marcar territorio por enésima vez en este encuentro, pero la afrenta seguía siendo complicada. Delpo fue mejor en la muerte súbita De hecho, el argentino acertó muy bien en su siguiente servicio para colocar dos puntos de ventaja una vez más, certificando su buen saque con otro punto que le dejaba el partido en bandeja. Nadal volvió a ser más incisivo y salvó dos puntos más, pero Del Potro se colocó con punto de partido tras un ace de esos que hacen daño. No obstante, Rafa restó con maestría, pero cuando sacaba para igualar el tie-break falló un punto que le dio el triunfo a su rival. 

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