El espectador que se dispone a disfrutar de un partido de Garbiñe Muguruza en el televisor con el objetivo de relajarse, ha de suprimir de su cabeza esa idea. La española genera todo tipo de sensaciones menos relax y tranquilidad, imbuyendo a los espectadores en un remolino de emociones que van desde la perplejidad por su excelso nivel hasta el estupor por los continuos reveses, desde la admiración a la desesperación. 

Garbiñe no entiende el tenis de otra manera que de un cúmulo de sensaciones contrapuestas que transmite a la pelota en forma de golpes ganadores o errores, y a su cabeza en un torbellino de ideas que impiden que juegue totalmente concentrada en ocasiones. El despropósito de los Juegos Olímpicos y la dolorosa derrota ante Pliskova en Cincinnati, sumergieron a la española en un mar de dudas en el que por poco no se ahogó.

Muguruza reaccionó a tiempo

La peor versión de la hispanovenezolana se vio en un primer set realmente esperpéntico. Lenta de piernas, atascada mentalmente y cometiendo la friolera de 17 errores no forzados. El resultado de tal esperpento no podía ser otro que perder el set, incluso ante la 137 del mundo procedente de la previa. Mertens recogió con gusto los regalos de la española y ya se relamía con otra crisis existencia de Muguruza que le permitiera dar la campanada. Pero se quedó con la miel en los labios.

La reacción de la española fue brillante, contundente y sin paliativos. Encadenó seis juegos consecutivos devolviendo a Mertens a la cruda realidad, y disfrutando de nuevo de su tenis. Bajó algo el ritmo en la tercera manga pero lo hizo a sabiendas de que era necesario trabajar más los puntos y ser más inteligente. El resultado fue positivo y Garbiñe ha de quedarse con que en Roland Garros también perdió el primer set del torneo y acabó levantando el trofeo de ganadora.

Su siguiente rival será la letona Anastasija Sevastova, 48 del mundo y que llega en buena forma tras su gran papel en Bucarest, donde fue finalista, y en New Haven, torneo en el que ganó cuatro partidos. Si Garbiñe juega a su mejor nivel no debería tener problemas, pero esto es algo que parece estar siendo realmente difícil para la nacida en Caracas.