Vibrante encuentro el protagonizado por dos jugadores cuyo tenis les debería permitir pasar varias rondas de Grand Slam. La vacilante temporada de Guillermo García-López le ha retrasado a posiciones del ránking poco acordes con su nivel, negándole la posibilidad de tener cuadro más o menos asequibles hasta la tercera ronda. El veterano manchego no está cuajando un buen 2016, y aunque se afana con romper con esta dinámica, está siendo un auténtico tormento para él su devenir en las pistas.

No le pierde la cara a los partidos y procura luchar hasta el final, pero no cuenta con la solidez física y mental necesarias para ganar a los mejores. Y uno de los mejores actualmente es Roberto Bautista. El castellonense es consciente de su gran momento de forma y quiere seguir progresando en la clasificación ATP. Su final perdida en Winston Salem ante Carreño no parece haber sido más que un acicate para seguir mejorando.

Bautista fue más constante

La paciencia, tenacidad y regularidad son algunas de las virtudes más notables en el juego de Bautista, y las sacó a relucir ante un Guillermo García-López cuyos destellos fueron letales. El encuentro comenzó tremendamente igualado, con ambos jugadores enfrascados en largos e intensos peloteos. Hubo dos breaks por cada lado hasta que Bautista dio un zarpazo al primer set en el undécimo juego.

Esto pareció doler mucho a García-López que se desconectó del encuentro en una segunda manga fatídica para sus intereses. El de La Roda comenzó a cometer excesivos errores con su revés y a precipitarse con su drive, dejando el camino expedito hacia el triunfo a un sólido Bautista.

Sin embargo, Guillermo se puso el mono de trabajo en la tercera manga y aprovechó una cierta relajación del castellonense. En un set vibrante y repleto de alternativos, el manchego se llevó el gato al agua en el tiebreak obligando a Bautista a seguir trabajando duro. Roberto lo hizo, asumiendo que no iba a ser fácil cerrar el encuentro y lo logró en el tiebrak de una cuarta manga igual de equilibrada y talentosa que la tercera. Sigue su camino el español, cuyo objetivo no es otro que el de igualar los octavos de final que alcanzara en 2015; su potencial rival en dicha ronda sería Rafael Nadal.