Choque de trenes el que se produjo en una muy atractiva primera ronda. Dos clásicos del circuito, batalladores como los que más y que continúan siendo tremendamente competitivos, y más aún cuanto más notable es el escenario. Marcel Granollers y Juan Mónaco prometían espectáculo y lo dieron en forma de partido igualado y de mucha calidad, en el que el español supo jugar los puntos más importantes.

Tras cuajar una sublime gira de preparación de Roland Garros y firmar unos meritorios octavos de final en el Grand Slam parisino, Marcel pasó por un bache esperado y aspira a retornar a su mejor nivel en esta fase final de temporada. Por su parte, Mónaco pelea contra el paso del tiempo para seguir siendo competitivo y aferrarse al top-100.

Granollers, inconmensurable en momentos cumbre

El saque no fue un diferencial para ninguno de los dos y se desató una batalla desde fondo de pista en la que ninguno de los dos jugadores se mostraba incómodo yendo a remolque ni querían asumir excesivos riesgos. Pelotas jugadas con margen, intentando mover al rival y variar ritmos y alturas es lo que predominaba en ambos lados de la pista.

La primera manga cayó del lado de Marcel Granollers en un apasionante tiebreak, al que se llegó después de un break para cada uno. En la muerte súbita, Granollers supo esperar su momento y aprovechó algunos errores por precipitación del argentino. 

La dinámica del encuentro continuó igual en el segundo parcial, donde la historia volvió a repetirse casi de manera calcada. La muñeca de Mónaco pareció encogerse cuando se llegó al tiebreak, y Granollers se mostró impertérrito, manejando bien los nervios y tomando una ventaja que sería definitiva.

Y es que las prestaciones del argentino bajaron en la tercera manga, habiendo sido un palo moral para él perder los dos anteriores sets. Granollers no se relajó y supo cerrar el partido con mucho oficio. Su siguiente rival será Andy Murray en lo que será un partido para que el catalán trate de disfrutar y juegue con la tranquilidad de no tener absolutamente nada que perder.