Andy Murray ha evitado que David Ferrer rompiese el gafe que perseguía tanto a los españoles -jamás ninguno se ha proclamado campeón en Miami hasta la fecha- como al propio Ferru, con un balance de 0-12 en finales ante tenistas del top5. El tenista de Dunblane se ha convertido en el nuevo ganador del Masters 1000 americano al imponerse a David por un marcador final de 2-6, 6-4 y 7-6(1) en un partido muy poco vistoso donde ambos contendiente se emplearon al cien por cien.

Comienzo esperanzador

David sabía que gran parte de sus opciones pasaban por llevar a cabo un planteamiento similar al que le llevó a derrotar al propio Andy en el Masters de Londres de 2011. Tal y como hiciera entonces el pupilo de Javier Piles mostró su versión más agresiva, especialmente apoyado en un revés que le funcionó como pocas veces. Así, pese a tener que regatear un 15-40 en su primer servicio, impuso su potente y profundo ritmo desde el fondo de pista. Rápidamente tomó ventaja el español ayudado también por los problemas de espalda del escocés, llegando a ponerse 5-0 arriba con celeridad. En ese momento la vergüenza torera del escocés hizo acto de presencia para maquillar el marcador, si bien terminó cediendo la primera manga con servicio propio.

El panorama era más que alentador para un Ferru muy sólido, que estaba sabiendo leer el partido a las mil maravillas. Sin embargo Murray ya había dejado muestras en los últimos juegos de ir in crescendo, y poco tardaría en dar un golpe sobre la mesa. Aumentó su nivel en la continuación, impropio lo mostrado hasta este set de un tenista de su clase, y pronto logró un quiebre de servicio para encaminarse a la igualada. Labraba su juego ahora Murray en una mayor consistencia desde la línea de fondo que le ayudó a medir su agresividad. También soltó con más acierto su derecha y fue valiente en los momentos clave, como las bolas de break que salvó en el ecuador del set.

Un vodevil final

Con empate a un juego comenzaba un tercer set que se preveía de infarto. Y lo fue, pero por razones totalmente diferentes a las esperadas. En un día terriblemente caluroso con un sol de justicia y una sensación térmica superior a los treinta grados, el partido se tornó más físico y mental que nunca. El cansancio y los miedos pasaban factura a dos de los mejores y más expertos tenistas del circuito, hasta el punto de que los seis primeros juegos del definitivo parcial se los anotaron los restadores.

Reaccionaba Ferrer en un momento vital siendo el primero en sellar su servicio en el séptimo juego, pero en ese mismo instante requirió de la presencia del fisioterapeuta para recibir un masaje en el cuádriceps izquierdo. Tras ello encajó dos juegos permitiendo a Murray sacar para levantar el trofeo de campeón, pero entonces sacando fuerzas de donde ni siquiera él ya las tenía, puso no solo el 5-5 sino que acto seguido se anotaba su saque para pasar toda la presión al otro lado de la red.

El destino se burló con crueldad de David A un solo juego del mayor triunfo de su historia, al español no le tembló el pulso. Aguantó el envite al resto y con su constancia se ganó un punto de partido. Punto que se resolvió de la manera más extraña posible. Tras un largo intercambio Murray envió un misil a la línea que Ferrer devolvió en un escorzo como pudo. Viendo que su defensa se quedaba corta e iba a propiciar un plácido ataque de drive del escocés con la pista abierta el español frenó y pidió el ojo de halcón. La tecnología confirmó que la bola era buena por escasos milímetros, quedándose David muy tocado por la definición del punto.

Desde ese momento Ferrer desapareció literalmente de la pista. Perdió no solo ese punto, que le hubiera dado el campeonato, sino también los dos siguientes para irse al tie-break. Allí, tras trazar un maravilloso primer punto, la definición del mismo con la derecha tocó la cinta, cayendo la pelota con extrema suavidad en su lado de la pista en un calco de la famosa escena de la película de Woody Allen Match Point. Era el descabello definitivo para un tenista muerto mental y físicamente, que entre calambres apenas pudo sumar un único punto en la muerte súbita terminando la contienda literalmente cojo. Circunstancia esta que no le impidió jugar hasta el último punto del encuentro.

Pese a la derrota David recuperará a partir de este lunes la condición de cuarto tenista en el ranking de la ATP en detrimento de Rafael Nadal. También ascenderá una plaza en la clasificación mundial Andy Murray, bajando Roger Federer a la tercera posición. El escocés suma con este título de Miami su segundo entorchado del año, primero de categoría Masters 1000 desde Shanghái 2011, donde precisamente Ferrer fue también su víctima.

Foto interior: AFP.