El comienzo es atípico. Rafael Nadal Parera se muestra empequeñecido ante el empuje de Novak Djokovic. El balear busca esa constancia que tan ausente ha estado esta semana en su tenis. A ráfagas parece imposible sorprender al serbio, que a pesar de rozar el rosco (5-0), “sufre” para cerrar la primera manga. No cesa en la lucha el español, dominador de los duelos precedentes sobre arcilla (12-2), que es capaz de olvidar el aciago comienzo para poner tierra de por medio hasta en dos ocasiones en el primer parcial. Pero las dos ventajas de las que dispuso el español (4-2 y 6-5) fueron neutralizadas por Nole. La muerte súbita decidió. Allí la diferencia se hizo abismal. El serbio, constante, encontraba las líneas. Al otro lado de la red, Nadal, erraba sorprendentemente con su derecha. Así, la historia de Nadal en Montecarlo vive una tregua tras ser superado (2-6 y 6-7(1)) por un Djokovic infranqueable.

Un inconstante Nadal y un dubitativo Djokovic comenzaban con retraso su encuentro, debido a la lluvia, que a diferencia de la jornada de ayer, hoy se dejó ver. El inicio del serbio fue fulgurante. Rafa no andaba bien de piernas y su derecha no era tan decisiva como en partidos anteriores. A pesar de la igualdad en ciertos juegos, la diferencia siempre la marcó Djokovic, que abrió una distancia enorme (5-0). Contra las cuerdas, Nadal fue cogiendo sensaciones. Su instinto de supervivencia (salvó siete bolas de set) le mantuvo en la lucha por el primer parcial unos minutos más. Pero Djokovic no iba a alargar en exceso la pelea y, al resto, certificó la primera manga (2-6).

Las estadísticas que hasta ese momento avalaban a Nadal (14-2 en arcilla, sólo superado en 2011) le dieron la espalda. Y es que el serbio tiene un balance de 28-0 (ahora 29) en finales ganadas tras adjudicarse la primera manga. No obstante la batalla estaba servida. Nadal empezó a deslumbrar con ese lado agresivo que tan inconstantemente ha mostrado esta semana. Su derecha empezó a funcionar y el serbio a errar, algo inaudito hasta el momento. El balear abrió brecha hasta en dos ocasiones (con 4-2 y con 6-5, cuando servía para cerrar el acto), pero todas fueron neutralizadas por un inmenso Djokovic que supo hacer frente al idilio de Rafa con la tierra de Montecarlo.

La muerte súbita se planteaba decisiva para el devenir del encuentro. Una tercera manga hacía presagiar un aumento de las posibilidades del español, que en cabeza y físico ha demostrado ser el mejor. Pero no  hubo tercer set. De hecho, nunca se vislumbró esa oportunidad. Novak Djokovic mostró una regularidad y un estado que poco había reflejado días atrás. Bien es cierto que al igual que en semifinales, su tobillo estuvo en perfectas condiciones. Los papeles parecían cambiados. Djokovic no fallaba ninguna bola y encontraba líneas. Nadal, en cambio, no encontró la sintonía con la pista. Sus derechas se perdían por el pasillo de dobles. Y para colmo su servicio no le acompañaba (58% de puntos ganados con el primer servicio; 41% con el segundo saque).

Todo esto se tradujo en la pista. Djokovic aplastó con contundencia al de Manacor (7-1), convirtiéndose en el primer tenista en ganar a Nadal en los tres Masters 1000 de Arcilla (Madrid, Roma y Montecarlo). Nadal tendrá que esperar para conseguir su noveno entorchado en Montecarlo.

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Sobre el autor
Alberto Puente
Redactor en Tenis VAVEL. Pasé seis meses en MARCA. Colaboré en la revista mexicana TennisLife y en Industria del Tenis. Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid.