Tras el golpe de estado, la paz. En Madrid, en una Caja Mágica que se engalana y bulle por los cuatro vértices, Rafael Nadal debuta con la seguridad de los elegidos. Aún resuenan los ecos de la derrota de Novak Djokovic (7-6(6),6-7(8) y 6-4) ante Grigor Dimitrov de la víspera, los silbidos al número uno y los agudos calambres del joven regicida. Aunque no para el ogro de la tierra. “Si te soy sincero no vi la televisión anoche”, reconoce. Sus palabras retratan su calma. Sus golpes, en cambio, anuncian tempestades. En un estreno con trampa, el español ha superado por la vía rápida (6-3 y 6-4) al francés Benoit Paire. Un rival tan sobrado de imaginación como falto de mesura. Uno de esos que prefieres evitar en las temidas emboscadas de las primeras rondas.

“Ha sido un encuentro complicado”, comenta el balear, que de este modo iguala el mismo resultado de 2012 (cayó entonces con Fernando Verdasco). “(Paire) no te da ritmo, es un rival muy incómodo. Por suerte hemos salvado el día, no sé cómo, pero lo hemos hecho. Sobre todo cuando he tenido que salvar una bola de 'break' (la única que concedió) con 3-2 en el segundo set. Por eso estoy contento. Este torneo es de máxima exigencia y sólo con ganar un encuentro ya te metes entre los 16 mejores del mismo. Eso habla de la dificultad de cada partido”, continúa.

Para Nadal se trata de un partido de alto riesgo. Paire no es un jugador programable, como bien demostró en el único precedente de entre ambos hace unas semanas en Barcelona. El galo es pura anarquía, tan éxcéntrico en sus golpes como fuera de la pista, donde brilla por su original actividad en las redes sociales. De hecho, apenas concedió un respiro, robando el ritmo con continuas dejadas que llegaron a desesperar a una grada de la Manolo Santana que tras varios días de competición rozó su primer lleno en la presente edición. Nadal, sin embargo, no torció el gesto. Sirvió con plomo (lanzó un 79 por ciento de primeros) y forzó la maquinaria cuando lo exigía el guión ('break' para 4-2) antes de asestar el golpe definitivo en el noveno juego del segundo set. Con una escaleta grabada en hueso.

Ahora, el manacorense, que luchará este jueves por un billete para los cuartos de final ante el ganador del choque entre Nicolás Almagro o Mikhail Youzhny, mira al horizonte. La rodilla responde y las canchas de la Caja Mágica ya no se presentan como un obstáculo tras la inversión (un millón de euros) de la organiación del torneo. Incluso el cuadro parece abrirse tras la eliminación de su máximo rival, el citado Djokovic. “Esto es un Masters 1000. Aquí la exigencia es máxima”, recuerda Nadal. Él bien lo sabe. No hay momento en el que no permanezca alerta.

Eterno Haas

Por su parte el gerundense Tommy Robredo se despidió en segunda ronda tras caer (6-3 y 7-5) ante Tommy Haas en una hora y 40 minutos de choque. El alemán, de 35 años, compite con el aliento de sus mejores años, cuando llegó a ser número 2 del mundo allá por 2002. No sólo llega a Madrid con el título de Múnich (el primero sobre tierra desde 2004) aún caliente bajo su brazo. También con las credenciales intactas. Frenó a  Djokovic hace unas semanas en Miami y ahora se atreve a desafiar a especialistas sobre la arcilla como Robredo, el cuarto jugador en activo con más triunfos (221) por detrás del propio Nadal (276), David Ferrer (250) o Almagro (222).

Su éxito reside en su pizarra. Fijo en la red, Haas monitorea cualquier punto con precisión milimétrica. Voleas, botes pronto, cortados... Es el ataque permanente. Robredo, arrinconado hasta cuatro metros por detrás de la línea de fondo, poco pudo hacer ante tal embestida. Igualó un ruptura inmediata y llegó a enseñar los colmillos (del 0-2 al 2-2 y 15-40 a su favor), aunque sin premio. Ni siquiera llegó a aprovechar una sólida ventaja en el segundo acto (5-2). O las cuatro bolas de set de que dispuso al resto en el octavo juego. Bajó los brazos y abrió el paso al jugador más veterano del 'top-50' (actualmente ocupa el puesto número 13), que ahora espera al vencedor del duelo entre Ferrer y Denis Istomin.

OTROS RESULTADOS

Segunda ronda.

Tomas Berdych (RCH/N.6) a Jerzy Janowicz (POL), 6-7(3), 6-3 y 6-2.

Kei Nishikori (JPN/N.14) a Viktor Troicki (SRB), 7-5 y 6-2.

Kevin Anderson (RSA) a Juan Mónaco (Arg), 7-6(5), 3-6 y 6-4.