No hay montaña que no pueda escalar la fé de David Ferrer. A sus 31 años sigue dejando auténticas perlas de partidos, pese a estar en noviembre y llevar una temporada realmente cargada de partidos y torneos. Tercer tenista del ránking, finalista de Roland Garros y, más recientemente, finalista en Estocolmo y Valencia, 'Ferru' acaba de derrotar al segundo Top Ten esta temporada (el otro fue Tsonga también en París) y consolida su puesto en la clasificación mundial, además de quedarse a un partido de regresar a la gran final del último Masters 1000 de la temporada.

Un inicio raramente irregular enciende todas las alarmas en el equipo de Ferrer. El valenciano entrega su servicio y Tomas Berdych muestra todo el tenis que tiene dentro. Empieza a destrozar el partido al ritmo que su servicio marca, mientras el de Jávea intenta agarrarse al partido a duras penas. Pelea desde el fondo, se impone en los peloteos largos, pero la potencia de los golpes de Berdych hacen mella en un Ferrer, ligeramente más parado de oiernas de lo habitual. El primer set muere con Berdych golpeando con dureza e imponiéndose por 6-4. 

Sin embargo, hace falta un suspiro para que David vuelva a conectarse con la pista. Cuando menos lo espera Berdych, Ferrer rompe a la primera de cambio el servicio y pone tierra de por medio entre los dos jugadores. Berdych empieza a dudar de todo, y el valenciano es cada vez más fuerte sobre la pista, consiguiendo llegar hasta el 4-1. Sin embargo, tres golpes certeros desde el resto, devuelven a Ferrer a la realidad. Berdych empata el partido a cuatro juegos y acaricia la semifinal, ante el estupor de la grada.

Nada más lejos de la realidad. En dos juegos súblimes finales del segundo parcial, Ferrer levanta al público de la Central y lleva el partido al set final, donde emergen los grandes del deporte. Y es ahí donde Ferrer se convierte en un guerrero, en un luchador invencible. Con Berdych fatigado por el desgaste del partido, del torneo y de la temporada, el número tres del mundo crece cada vez más sobre París, viendo como cada golpe lleva más veneno que el anterior y como la potencia y la eficacia de Berdych pierden peso. La batalla está acabada. Ferrer levanta los brazos al cielo, vuelve a las semifinales de este gran torneo. Y Rafa Nadal en el horizonte. El dominio de la armada.

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